Polonia ha agasajado al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con un recibimiento como el que se ofrecía a los antiguos jerarcas de Moscú, sin disidencias y con un público entregado llegado desde diferentes partes del país, que ha coreado al unísono su nombre.

Trump ha cerrado su breve visita a Varsovia con una multitudinaria intervención en una simbólica plaza de la capital, donde miles de personas con banderas de Estados Unidos y Polonia escucharon deleitados un discurso en el que alabó "el espíritu indomable" de los polacos, a lo que estos respondieron con un entusiasmo inusual ante la visita de un líder extranjero.

Paralelamente al acto gubernamental, y convocados por el Partido Verde y otra formación izquierdista, Razen, 200 activistas antisistema han protestado contra Trump y han quemado 12 Porsches para hacer llegar al resto del mundo que no todos los polacos han aplaudido la visita del magnate estadounidense.

El Gobierno de Varsovia se había asegurado antes de evitar cualquier tipo disidencia durante la intervención pública de Trump, y para eso el partido gobernante, la fuerza nacionalista y conservadora Ley y Justicia, ha costeado el traslado en autobús de cientos de militantes de todo el país, que llenaban la tribuna de invitados instalada en la plaza.