Han pasado menos de tres días desde que el supermercado judío, ahora lleno de flores, se convirtiese en la agonía de cientos de personas. Sania, vecina del bario, pasó miedo por sus cinco hijos, uno de ellos fue testigo de todo a su pesar. Experiencia similar a la que vivió Hamza, su casa está justo enfrente del supermercado Kosher.