La ministra de Educación Universitaria de Venezuela, Tibisay Lucena, ha fallecido este miércoles a sus 63 años tras sufrir un cáncer durante años. La noticia de su fallecimiento ha causado revuelo dentro de Venezuela y en otros países donde ahora viven miles de venezolanos. Ella fue la que presidió el Consejo Nacional Electoral (CNE) durante 14 años. O lo que es lo mismo: 18 comicios, algunos de ellos señalados de fraudulentos por la oposición y una parte de la comunidad internacional, como la reelección de Maduro en 2018 y la votación para una Asamblea Nacional Constituyente en 2017.

En el repertorio de memorias que deja la socióloga, destaca su afán por difundir exclusivamente tendencias irreversibles cada vez que se celebraban comicios, por lo que los venezolanos estaban obligados a esperar, a veces hasta la madrugada, a que ella anunciara a los vencedores de las contiendas. Su dictamen era palabra santa. La cara de la rectora se volvió una de las protagonistas en el relato político del país, que creyó y apostó por la vía electoral para resolver conflictos, algunos de ellos cargados de protestas callejeras que se saldaron con varias decenas de muertos.

Solo en dos ocasiones Lucena salió a escena para anunciar derrotas del chavismo: en 2007, cuando el 50 % rechazó la propuesta de reforma constitucional impulsada por el fallecido Hugo Chávez (1999-2013), y en 2015, cuando la oposición se hizo con la mayoría calificada de la Asamblea Nacional (AN, Parlamento). El resto de veces, su caminata desde la sala de recuento del CNE hasta el área de prensa era el augurio de un nuevo triunfo para la revolución bolivariana, que ganó la mayoría de alcaldías, gobernaciones y escaños para legisladores entre 2006 y 2020, lapso en el que promulgó cuatro victorias presidenciales del chavismo.

Mientras en la primera mitad de su gestión fue respetada por la mayoría de la oposición, luego de la muerte de Chávez, en 2013, su integridad empezó a ser cuestionada por el antichavismo, que fue escalando en sus señalamientos, sobre todo desde 2017, cuando organizó la elección de la Asamblea Nacional Constituyente, un proceso visto como fraudulento por adversarios del Gobierno y numerosos países.

Sancionada por Estados Unidos y la Unión Europea

En lo sucesivo, la rectora fue sancionada por Estados Unidos "por debilitar la democracia y los derechos humanos en Venezuela", mientras que la Unión Europea también le aplicó medidas restrictivas debido a su responsabilidad en el "constante deterioro de la situación" en el país. Todas la sospechas sobre su militancia chavista se confirmaron, a juicio de la oposición, una vez que dejó el CNE en 2020, tras lo cual fue "premiada" con nombramientos presidenciales que incluyeron la designación como ministra en octubre de 2021.

El chavismo, a quien siempre fue cercana, ha lamentado en pleno la muerte, con un cúmulo de mensajes en las redes sociales en los que califican a Lucena como una persona "íntegra, valiente, leal a sus principios e ideales, defensora de la democracia, hija insigne de Venezuela" y como una mujer "irreductible y llena de amor". La oposición, o al menos la mayoría, que en el pasado la señaló como una "cómplice de la dictadura", ha guardado silencio tras conocerse la noticia, una postura distinta a la que se vive en las redes sociales, en las que este fallecimiento se convirtió en el tema más comentado, dentro de Venezuela y en otros países donde ahora viven miles de venezolanos.

En sus últimos 18 meses de vida estuvo al frente de la cartera universitaria como ministra de Educación Universitaria. A este cargó llegó el 19 de octubre de 2021, momento en el que empezó a encabezar la recuperación de la infraestructura de universidades públicas, que en sus últimos años sufrieron deterioros en medio de la crisis económica.