Por el momento se desconocen las causas de la muerte del empresario, que había emigrado al Reino Unido en 2000 y había tenido un enfrentamiento empresarial con el dueño del club inglés Chelsea, el también ruso Roman Abramóvich.
El año pasado, Berezovsky, de 67 años y que iba a todas partes con guardaespaldas, había perdido una batalla legal de unos 3.750 millones de euros contra Abramovich por considerar que éste le había intimidado para vender acciones en la petrolera rusa Sibneft por una "fracción" de su valor real.
Sin embargo, las acusaciones del oligarca ruso fueron rechazadas por el Tribunal comercial de Londres. Tanto Berezovsky como Abramóvich consiguieron amasar cuantiosas fortunas en la Rusia de Borís Yeltsin.
El oligarca ruso -matemático en la era soviética y amigo de la familia de Yeltsin- inició su carrera empresarial con un concesionario de automóviles, pero después, con la llegada de Putin al poder, huyó a varios países y se estableció en el Reino Unido.
En la capital británica, Berezovsky acudió a la justicia en octubre de 2011 para acusar a Abramóvich, uno de los millonarios más conocidos de Londres, de haberle obligado a vender su participación en Sibneft por "un valor sustancialmente inferior al verdadero mediante amenazas".
Pero ninguno de los dos contendientes consiguió aportar pruebas documentales para apoyar su versión sobre un caso en el que ambos magnates se remontaron a su relación en los años 90. Según señaló en su día el Tribunal de Londres, Berezovski fue un testigo "impreciso y poco fiable".
Berezovsky fue amigo del exagente secreto ruso Alexandr Litvinenko, que fue envenenado en Londres con una sustancia radiactiva a finales de 2006.