Italia y Alemania acercan posturas, después de un año de desencuentros, para capear la crisis de los refugiados. Merkel y Renzi han acordado en Berlín, que es necesario reforzar los controles y la identificación de los migrantes. También aumentar las ayudas a los países de origen. Y transferir por fin los 3.000 millones prometidos a Turquía. Todo, para evitar -en palabras del líder italiano- que Schengen se rompa. Porque entonces, "la que se rompe es Europa".