Hannah creció en un hogar creyente siendo republicana. "Nuestra fe y nuestra orientación política estaban muy interconectadas. Todo el mundo que conocíamos votaba republicano porque pensábamos que se alineban con lo que creíamos", nos cuenta.

Ella no votará por Trump. No le gusta ni cómo es, no lo que hace. "No dejo que mis hijos estén en el salón cuando sale por la tele, porque no sé lo que va a decir", afirma. Un rechazo que ha extendido a todo el partido con el que antes se identificaba.

"Desde que (Trump) está en el cargo, ha hecho cosas impropias de su cargo y el partido republicano no le ha plantado cara. De hecho, sólo le han allanado el camino", opina. Por eso, se ha unido a otras mujeres de Ohio agrupadas en 'Red, Wine And Blue', un grupo de base que aboga por Biden entre las mujeres de las zonas residenciales.

Este grupo demográfico votó mayoritariamente por Trump en 2016 pero, según todas las encuestas, ahora le están abandonando. Julie confirma esa tendencia: "Tenemos muchas mujeres que solían votar republicano o que incluso votaron por Trump en 2016 y que ahora no piensan volver a hacerlo y piensan votar por Biden".

Es una tendencia que se repite por todo el país. Muchas de ellas ya cambiaron su voto en 2018. Ese vuelco entre las mujeres de zonas residenciales hizo que los demócratas conquistaran la Cámara de Representantes. Esta vez, para conseguir mayor impacto apuestan por la cercanía.

"Hacemos que contacten sus amigas y la gente que conocen. Llegar a las mujeres a las que las campañas tradicionales no llegan. Mujeres que dicen: 'Yo no me meto en política o 'Yo no hago política'", relata.

Con ellas comparten contenidos con los que confían en convencerlas de dejar de votar a un candidato que no les convence.