Vítores y plena felicidad en el cuartel general de los liberales tras la victoria de Rutte, logrando 33 diputados: "El pueblo ha dicho no a que otro país caiga en el efecto dominó del lado malo del populismo".

Frenazo en seco al ultraderechista Wilders, que con 20 escaños no tira la toalla: "Rutte aún no se ha deshecho de mí". El resultado electoral se ha cimentado en cuatro pilares clave:

  • Alta e histórica participación
Un 82% de los holandeses acudieron a las urnas instaladas no sólo en centros oficiales, sino en molinos, 'autovotos' y estaciones de tren. Una participación masiva que superó en ocho puntos a la de 2012.

  • Desplome de la socialdemocracia
Duro revés para el partido laborista que ha perdido 29 escaños respecto a las elecciones de 2012, ahora se quedan con nueve. "La socialdemocracia volverá, la reconstrucción empieza esta misma noche", señalaba su líder.

  • Auge de los verdes
El joven Jesse Klaver, líder de Groenlinks, ha sabido hechizar a miles de holandeses, pasando de 4 escaños a 14.

  • Movilización del voto turco
La comunidad turca en Holanda, que supera los 400.000, han votado en masa para castigar a Wilders y a Rutte. Entre todos los holandeses, el mensaje ha sido claro. No a la ultraderecha. No al racismo y sí a una Unión Europea que aplaude la victoria tras la decepción del 'Brexit'.