Es la pregunta que todos se hacen y que indigna a Reino Unido. Su propio ministro de Exteriores la verbaliza con palabras en las que se mastica esa indignación. "La gente va a mirar las portadas de hoy y van a decir '¿cómo hemos podido dejar a este tipo o probablemente a más moverse a través de la red? ¿Qué ha pasado? ¿Cómo podría estar en un programa de Channel 4 y estar cometiendo atrocidades como ésta?", señala Boris Johnson, ministro de Exteriores de Reino Unido.

Habla de Khuram Butt, el terrorista que hemos conocido llegó a trabajar en el subsuelo londinense. A fotografiarse en las vías en mayo de 2016, estuvo seis meses trabajando en el metro de Londres como asistente para dar servicio al cliente. Despertó tantas sospechas en el barrio que sus propios vecinos pusieron en alerta a la Policía en al menos dos ocasiones.

Estaba bajo el radar del MI5 e investigado por la Policía desde 2015. E incluso apareció en un reportaje en televisión en 2016 desplegando una bandera islamista y no perdiendo detalle del careo de los suyos con un agente.

Es la suma de indicios la que ha hecho plantearse a un país entero qué ha fallado para que un hombre fichado, investigado, denunciado por sus vecinos desfilara, así lo denuncia la prensa, su extremismo por televisión sin que nadie ni nada pudieran pararlo antes del pasado sábado.