El próximo 3 de noviembre de 2020 los ciudadanos estadounidenses elegirán a un nuevo presidente para la Casa Blanca, aunque la mitad de los electores de 2016 (unos 70 millones de personas) ya ha votado por correo. No obstante, ni Biden ni Trump obvian la importancia de estos comicios y han ejercido una fuerte presión en las campañas de estos últimos días.

Las elecciones de Estados Unidos cuentan con diversas particularidades. Y una de ellas está especialmente presente a la hora de decidir quién es el ganador de las elecciones. Efectivamente, el 3 de noviembre se celebrarán los comicios, pero no se sabrá (de manera oficial) el nombre del candidato electo hasta el próximo 15 de diciembre, como indica el Congreso estadounidense. Ahora bien, esa misma noche, si no hay retrasos por el voto por correo, se hará el recuento del voto de la población y será posible hacerse una idea de quién ha ganado la batalla electoral.

¿Por qué tarda tanto en dictaminarse el ganador? La relevancia del Consejo Electoral

En Estados Unidos los ciudadanos no eligen al presidente de forma directa, sino que deben pasar por el filtro de una entidad que se conoce como Consejo Electoral. Este está formado por 538 compromisarios o electores, elegidos por los ciudadanos, en los que se delega la elección del presidente y vicepresidente. De este modo, si un estadounidense quiere votar a Joe Biden, por ejemplo, no lo hará directamente, sino que le proporcionará su voto al elector de su estado que vaya a votar al Partido Demócrata.

Los candidatos a presidente necesitan, como mínimo, el voto de 270 electores (más de la mitad) para ganar la elección presidencial. Un dato que no se conoce hasta el mes siguiente a los comicios y que no siempre es representativo con respecto al voto popular: en más de una ocasión, como le ocurrió a Hillary Clinton, el candidato con más votos no ha logrado hacerse con la victoria.

Actualmente hay 538 electores que los candidatos pueden obtener. Es decir, para cada estado hay asignado un número de electores del Consejo Electoral igual al de miembros del Congreso (Cámara de Representantes y Senado). El candidato que gane en un estado se lleva todos los electores que hay en él, por esa razón no siempre se adecúa el ganador al número de votos.

El presidente elegido ejerce su mandato durante cuatro años. De ser el primero, al finalizar esta presidencia puede optar una vez a la reelección. De este modo, como máximo, podrá presidir el despacho oval durante 8 años.