Los ecos del tiroteo de Orlando aún resuenan por el planeta. La icónica puerta de Brandenburgo en Berlín se vistió con los colores del arcoíris y con las fotos de las 49 víctimas del odio. Una masacre que para muchos ha despertado a la comunidad y recordado, dicen, que aún queda mucha lucha por la tolerancia y los derechos LGTB en todo el mundo.
"Tras el miedo viene la unidad y con ella
la fuerza para combatir la violencia y el odio. Y transformarlo en amor"
asegura Ana Aresta, activista LGTB y organizadora del Orgullo Gay lisboeta.
Un recuerdo que ha marcado las celebraciones
del Orgullo Gay desde Portugal a Bulgaria pasando por Valencia. Homenajes simbólicos y
sacrificados como los de cientos de personas que han hecho cola durante horas
para tatuarse "el pulso del Arcoiris". 50 dólares por cabeza que irán
íntegramente a los allegados de las víctimas.
Familias que empezaban a
enterrar a sus muertos, entre la emoción desbordada, banderas y arropados por
cientos de personas. Piden que esta tragedia sirva para que el mundo se
convenza de que el amor no entiende de etiquetas y del daño que pueden hacer.