En un primer momento,
Trump se dirigió a la madre en tono afable: "No te preocupes por el bebé.
Amo a los bebés. Escucho a un bebé llorar y me gusta. Qué bebé. Qué hermoso
bebé. No te preocupes, no te preocupes".
El magnate neoyorquino
siguió con su mitin en Ashburn (Virginia) pero el llanto del pequeño no cesó y
en menos de dos minutos cambió de opinión. "En realidad solo estaba
bromeando, puedes llevarte a este bebé de aquí", dijo, desafiante, entre
algunas risas y tímidos aplausos.
Acto seguido se
justificó ante la audiencia haciendo mofa de la mamá: "Me parece que en
realidad ella se ha creído que a mí me gusta que haya un bebé llorando mientras
hablo. Eso está bien. La gente no entiende. Está bien".
El de Ashburn fue un
acto algo accidentado ya que, aparte del bebé, dos grupos de manifestantes fueron
expulsados de la sala. Al candidato republicano se le acumulan los problemas
desde que se enfrentó con los padres de un soldado estadounidense musulmán
muerto en Iraq, una actitud que le ha supuesto críticas desde sus propias
filas.
Además, el magnate
agrandó la pugna que mantiene con sus críticos dentro del partido al
rechazar dar su apoyo a la reelección del presidente de la Cámara Baja, Paul
Ryan, y del prestigioso senador John McCain, dos auténticos pesos pesados de
los republicanos.