Los colonos lanzan piedras y ácido

La desesperación de palestinos que ven cómo colonos israelíes desalojan pueblos enteros a base de violencia extrema

El contexto Un colono puede portar armas porque la ley se lo permite, mientras que un palestino con un arma es considerado un terrorista.

Palestinas se lavan las manos

Desesperados, los palestinos prenden fuego a la colina con el objetivo de ahuyentar a los colonos israelíes que tratan de robar sus tierras en la ciudad de Sinjil, Cisjordania. "Quieren apoderarse de más de 5.000 kilómetros cuadrados de tierra", denuncia al respecto Moataz Tawafsha, alcalde de Sinjil.

Y es que los colonos atacan sus coches con la protección de los soldados, porque mientras ellos responden ante leyes civiles, los palestinos están sometidos a la ley militar. De esta forma, un colono puede portar armas porque la ley se lo permite, mientras que un palestino con un arma es considerado un terrorista.

Con esta impunidad, los colonos desalojan pueblos enteros a base de violencia extrema. Hay ya casi 200 asentamientos israelíes ilegales, y el número va creciendo, pero los palestinos tienen grabada a fuego la palabra 'Sumud', que en árabe significa perseverancia. Precisamente, eso es lo que tiene Al rakib, un pueblo que Israel ya ha destrozado 241 veces. En cuanto los soldados se van, sus habitantes vuelven a construirlo.

Además, Israel también prohibió la recolección del Zaatar, una planta autóctona cultivada por los palestinos desde hace siglos, que ahora solo los israelíes pueden sembrar y comercializar. Pese a todo esto, ni las armas ni la apropiación cultural conseguirán doblegar la voluntad del pueblo palestino.