El tiempo se agota para los supervivientes que permanecen bajo los escombros tras el terremoto que ha golpeado Siria y Turquía. Cada vez hay menos posibilidades de encontrar a los desaparecidos con vida, mientras la ciudadanía denuncia las dificultades para que llegue la ayuda, con las comunicaciones cortadas y, en el caso de Siria, en un país roto por la guerra.

En lugares como Hatay, una de las zonas más afectadas, son los propios civiles quienes sacan a sus seres queridos de entre los escombros, sin protección alguna, ayudados por una simple alfombra o, con suerte, por un miembro de la Policía.

Su desesperación es la de Çigdem Özcan, una mujer residente en Hatay cuya hija y yerno, que estaban esperando un bebé, permanecen atrapados bajo lo que queda de su edificio, no se sabe sin con vida o no. "Mi hija y mi yerno están bajo los escombros. Acababan de casarse. Mi hija está embarazada de un mes. No tenemos apoyos y seguimos esperando", explica la mujer entre lágrimas.

"Sus habitaciones estaban justo al otro lado, pero los rescatadores no pueden acercarse lo necesario porque hay un edificio al otro lado", afirma la mujer, que denuncia la impotencia que siente: "Estamos esperando aquí, sin poder hacer nada. Necesitamos ayuda", lamenta.