El conductor del tren que descarriló en Nueva York en el barrio del Bronx, causando cuatro muertos y más de 60 heridos, ha dado negativo en los controles de alcoholemia a los que se sometió tras el suceso.

Así lo ha confirmado el portavoz de la Junta Nacional de Seguridad del Transporte, Earl Weener, durante una rueda de prensa en la que también ha detallado que las pruebas sobre consumo de drogas "están aún pendientes de resultado".

El tren entró a más de 130 kilómetros por hora en una curva donde la velocidad máxima recomendada es de 48 kilómetros por hora, según los resultados de las primeras investigaciones.

El conductor del tren, William Rockefeller, de 46 años, había asegurado que los frenos del convoy no funcionaron, aunque los investigadores han señalado que el tren estaba funcionando correctamente hasta que el maquinista se quedó aturdido.

Según los investigadores, Rockefeller no puede recordar todo lo que pasó antes del accidente porque se quedó adormilado brevemente hasta que se dio cuenta de que el tren iba demasiado rápido en una curva peligrosa y apretó el freno, aunque ya era demasiado tarde y el tren descarriló.