Un total de 180 millones de alumnos chinos, de los 280 millones de estudiantes que hay, han regresado a las clases presenciales tras la pandemia de coronavirus que se originó en Wuhan, en la provincia de Hubei.

Si bien, lo han hecho con estrictos controles y medidas de seguridad para evitar que se vuelvan a dar nuevos brotes de COVID-19 que hagan que el país asiático regrese a su situación inicial.

Los alumnos de Primaria, por ejemplo, han regresado al colegio con pantallas protectoras, mientras que a los más pequeños, los de Educación Infantil, les han puesto sombreros con un alerón de metro y medio para que mantengan las distancias con sus compañeros.

Los más mayores se sientan con una distancia de dos metros y comen en sus mesas

Los alumnos de cursos superiores, por su parte, se sientan con una separación de dos metros, como si se tratara de un examen. Además, están obligados a comer en la misma mesa de estudio y en los baños solo puede haber tres personas a la vez.

Pero estas no son las únicasmedidasque se han implantado. Todos los alumnos se someten a un control de temperatura al llegar a su centro de estudios y a su vuelta a casa. Una medición que se repite, incluso, durante las clases. Y los trabajadores les reparten geles desinfectantes.

El Gobierno chino suspendió procedió al cierre de todos los centros educativos, desde guarderías hasta universidades, el pasado 12 de febrero.