Los restos del cohete chino que viajaba sin control en torno a la Tierra entraron en la atmósfera la noche del sábado y "la gran mayoría de ellos" ardieron durante su caída, declaró la CMSA, la agencia china dedicada a las misiones espaciales tripuladas, citada hoy por medios locales.

La Cancillería china había asegurado a lo largo de la semana que las probabilidades de que el cohete causase daños en la superficie tras su caída a la Tierra eran "extremadamente bajas". "En su etapa final, el cohete vuelve a entrar en la atmósfera, donde la mayoría de sus componentes serán destruidos", vaticinó el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China Zhao Lijian.

Esta es una "práctica general a nivel internacional", había explicado Zhao este miércoles, que añadió que China "siempre ha actuado en el espacio de acuerdo con el derecho internacional".

El Long March 5B despegó el pasado 24 de julio de la isla de Hainan con el objetivo de transportar un módulo a la estación espacial orbital china Tiangong. Con una masa estimada de unas 20 toneladas, viajaba sin control a una velocidad de 28.000 kilómetros por hora.

No es la primera vez que una nave china está vigilada por la comunidad internacional. En mayo del año pasado otro cohete ya puso en alerta a los servicios de vigilancia de todo el mundo, pero terminó desintegrándose casi en su totalidad y sus restos cayeron también en el Índico, sin causar daños.

Tres años antes, en abril de 2018, el laboratorio orbital Tiangong 1, que estaba en desuso desde 2016 y vagaba sin control por el espacio, también fue monitorizado: acabó reentrando en la atmósfera terrestre sobre el océano Pacífico sur, también sin causar daños.