REDADAS ANTIINMIGRACIÓN
Charlotte (EEUU) se rebela contra los agentes del ICE: huelgas estudiantiles, exigencias de órdenes de registro y hasta cierres de comercios
El contexto En esta ciudad del estado de Carolina del Norte se han practicado 250 detenciones y las personas migrantes viven con miedo de salir a la calle y ser arrestados.

Resumen IA supervisado
La operación Telaraña del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de EE.UU. (ICE) ha generado temor entre la población migrante, que vive con miedo a ser arrestada. En Charlotte, Carolina del Norte, se han realizado más de 250 detenciones, lo que ha llevado a estudiantes y comerciantes a protestar contra estas políticas. Paola, una niña migrante, ha dejado de asistir a clases por temor a los agentes. En respuesta, 30.000 estudiantes han organizado protestas, apoyados por comerciantes como Manolo Betancur y Carlos, quienes defienden su derecho a la tranquilidad. Las redadas se han extendido a otras ciudades como Nueva Orleans, Portland, Chicago y Nueva York, donde se han documentado casos de brutalidad del ICE, como detenciones violentas e ilegales, afectando incluso a personas con papeles en regla. Los periodistas que cubren estas actuaciones han denunciado agresiones por parte de los agentes.
* Resumen supervisado por periodistas.
La operación Telaraña llevada a cabo por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE) está sembrando el terror entre la población migrante, que ha dejado de poder hacer su vida con normalidad por miedo a ser arrestada. Solo en la ciudad de Charlotte (Carolina del Norte) se han practicado más de 250 detenciones. Es por ello que comerciantes y miles de estudiantes han decidido alzar la voz contra unas políticas que consideran injustas.
"Tenemos miedo ir afuera o venir acá, en la sala, porque pueden ver por dentro", es el testimonio de Paola, una niña migrante de la citada ciudad que ha tenido que dejar de ir a clase por temor a los agentes. Como ella viven miles de personas, puesto que el ICE parece no tener límites a la hora de actuar. Persigue a estos ciudadanos en lavanderías, tiendas, casas o trabajos, lo que ha provocado que la calles se hayan quedado desiertas.
Por esta razón, 30.000 estudiantes han vaciado las aulas para organizar protestas contra estas medidas. A su acción se han sumado algunos tenderos que han cerrado o que solo dejan pasar a los miembros del ICE si tienen una orden. "Preferiría perder dinero, incluso perder mi negocio, pero no voy a perder mi tranquilidad por lo que no es justo", ha señalado Manolo Betancur, dueño de una panadería que se ha negado a ser cómplice de estos atropellos. En la misma línea se ha pronunciado Carlos, propietario de una taquería: "Le dije claramente que era un lugar privado y que se tenían que ir".
Todas estas contramedidas forman parte de una resistencia necesaria ante unas redadas antiinmigración que se están extendiendo a Nueva Orleans, pero que ya han afectado a ciudades como Portland, Chicago o Nueva York.
La brutalidad del ICE
Ejemplos del salvajismo con el que se emplean los agentes del ICE hay cientos. Uno que se ha viralizado en las últimas horas muestra como estos militares entran de una patada, con una linterna y a punta de pistola en una casa de Nueva York. Quien ha grabado la escena es la madre de cuatro niños que contemplan la situación aterrorizados. Los agentes antiinmigración buscaban a un familiar suyo que ni siquiera vivía ahí.
También fue bastante impactante la detención de Diana Santillana, profesora de una guardería de Chicago. La detuvieron cuando estaba dando clase, sembrando el pánico y el caos entre los niños. Fue llevada al exterior por la fuerza y lanzada sobre el capó de un coche patrulla. Los padres del centro se manifestaron y un juez federal declaró ilegal la detención. Lo más vergonzante es que tenía los papeles en regla.
Lo mismo ocurrió el mes pasado en Portland (Oregón). Un grupo de oficiales detuvieron a un hombre, le arrastraron por el suelo, le levantaron, le ataron y le colocaron en un carrito metálico, como si fuera un mueble. Todo sin que el arrestado opusiese resistencia o mostrase algún gesto de violencia.
Con todo, los periodistas que cubren este tipo de sucesos han denunciado que estos soldados apuntan con sus armas a todo aquel que osa grabarles. Muchos de ellos han rociado con gas pimienta a cámaras y reporteros.
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