El primer ministro británico, Boris Johnson, ha ordenado el confinamiento obligatorio de los británicos en sus hogares durante al menos tres semanas como medida para frenar la expansión del coronavirus.

El confinamiento permitirá a los ciudadanos abandonar sus hogares solo en tres casos: para hacer la compra, para ir a trabajar y para realizar una actividad de ejercicio al día, como correr, andar o montar en bicicleta. También se contemplan otros casos de "absoluta necesidad", como por razones médicas o cuidar a personas vulnerables. Para hacer cumplir las restricciones, al igual que en España, la Policía impondrá sanciones a quienes se salten las medidas.

Cambio en la gestión de la crisis sanitaria

De esta manera, el Ejecutivo británico cambia su manera de gestionar la crisis del coronavirus que hasta ahora se había limitado a recomendar a los ciudadanos que mantuvieran el "distanciamiento social" y había decretado el cierre de pubs, restaurantes y otros locales de ocio.

A partir de ahora, todos los comercios que no vendan productos esenciales, como tiendas de ropa y electrónica, así como espacios religiosos, deberán mantener sus puertas cerradas. También se suspenden todos los eventos sociales y ceremonias, incluidos bodas y bautizos, a excepción de los funerales.

Por otro lado, sin embargo, los parques sí van a permanecer abiertos para permitir el ejercicio al aire libre, si bien las fuerzas de seguridad dispersarán cualquier reunión de más de dos personas que no vivan en el mismo domicilio.

Aumentan los casos de coronavirus en el país

El endurecimiento de las medidas en el Reino Unido se ha llevado a cabo después de que a inicio de semana se hayan detectado 967 nuevos casos de COVID-19 en el país y los muertos se hayan elevado a 335, 54 más que ayer.

"Sin un enorme esfuerzo nacional para detener el avance de este virus llegaría una situación a la que ningún sistema sanitario del mundo podría hacer frente. Porque no habría suficientes respiradores, camas de cuidados intensivos, médicos, ni enfermeras", ha defendido Johnson."Como hemos visto en otros lugares, en países que también cuentan con fantásticos sistemas sanitarios, ese es el momento realmente peligroso", ha añadido.

El primer ministro británico también ha tranquilizado a la población explicando que el Gobierno analizará el avance del virus dentro de tres semanas y "relajará" las medidas si se dan las condiciones adecuadas.