Todo son grabaciones caseras, hechas a escondidas. Ni el Gobierno australiano ni el de Nauru quieren que se vea como viven en un centro de detención para refugiados en Nauru, a 3.000 kilómetros de Australia.

"En los dormitorios hay bichos, ratas, de todo". "Nosotros no somos delincuentes ni peligrosos, solo queremos vivir en un sitio seguro. Son testimonios de niños, encerrados junto a sus familias, difundidos por una página de Facebook.

El diario 'The Guardian' revela testimonios de extrabajadores que ponen los pelos de punta. Un documento de septiembre de 2014 cuenta como una niña se cosió los labios o como otra invitó a un grupo de adultos a meter los dedos en su vagina.

Pero pocos se atreven a decirlo públicamente, ya que según una portavoz de Amnistía Internacional en España, "si denuncian lo que está ocurriendo, pueden tener dos años de cárcel".

Una portavoz de Acnur en España explica que "es un sistema de detención prolongada, por el que la gente es trasladada a estas islas sin saber cuando regresarán".

Lejos de avergonzarse, Australia saca pecho y dice que acogerá a 12.000 refugiados sirios.