España se asfixia de calor

Así se vive la ola de calor en una ciudad: con 40 grados las calles parecen desiertos urbanos

Las cifras España vive ya su segunda ola de calor del verano. Hasta el domingo, conviviremos con temperaturas extremas y superiores a los 40 grados. Hasta 43 si hablamos de Badajoz, Sevilla, Córdoba o de Jaén.

Así se vive la ola de calor en una ciudad: con 40 grados las calles parecen desiertos urbanos
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Sofocante y persistente. Así es la segunda ola de calor de este verano de 2025. Porque, hasta el próximo domingo, tendremos que convivir con temperaturas que van a superar los 40 grados. Hasta 43 grados en Badajoz, Sevilla, Córdoba o Jaén.

Y, claro, con temperaturas tan altas, muchas veces lo último que nos apetece es salir al exterior y dejar el posible frescor de nuestras casas. ¿El resultado de esta ola de calor? Imágenes impensables en grandes ciudades, porque sus calles están casi vacías o completamente desiertas. Mires dónde mires, hay muy pocos viandantes. Quienes están en la calle es porque trabajan, o porque no les queda más remedio. A otras personas, estas temperaturas extremas les han pillado de vacaciones.

Estés donde estés, el calor se nota. Porque en hasta en el norte se van a vivir estos días con termómetros marcando los 40 grados, diez más de lo habitual en esta época. Por ello, hemos salido a la calle para preguntar a la poca gente que sale: ¿cómo se vive una ola de calor en la ciudad?

Para empezar, la palabra que más se ha repetido este lunes de calor ha sido "aire acondicionado", ya sea en el coche, en la oficina, para los clientes... Porque como nos cuentan, "hace para quedarte todo el día con el aire". Así, las calles se convierten en desiertos urbanos. Y, de los pocos que encontramos bajo el sol, nos reconoce que es "porque no hay más remedio, porque hemos quedado. Sino, estaría en casa".

En Madrid, camareros como Andri nos explican algunos trucos para aguantar el calor: "Pues mira, yo es que no llevo calzoncillos. Tengo el delantal y el pantalón, y ya". Aunque a su compañera, que pasa la jornada entre fogones, no haya casi consejo que le funcione. "Horrible, con unos sudores que madre mía, me mareo", cuenta.

En la terraza de otro bar, a primera hora de la tarde, hay algún valiente. Eso sí, a la sombra. "La caló, con la cañita". "Es la primera vez que nos vemos en 16 años, y por la familia, todo", nos explica otra persona que ha tirado de valentía para salir a la calle y enfrentarse a la ola de calor.

En Barcelona, quien trabaja en la calle, busca pequeñas paradas para descansar. "Tenemos que entrar en las tiendas para poder continuar", para aprovechar el aire acondicionado ese rato o "el ventilador". Exactamente igual que en Córdoba, que muchos tienen que usar dos ventiladores, a falta de uno.

En Alcalá de Guadaíra, hasta cuesta vender helados. "Las calles están casi vacías", se lamenta el heladero. "¡No, en la calle no! En mi casa, mejor sin nada", responde otra señora.