Raquel, su pareja y sus tres hijos malviven con 400 euros al mes y pese a que están bajo el umbral de la pobreza, no han podido acceder a la renta mínima de inserción, que solo llega al 8% de sus potenciales beneficiarios.

"Te piden mucha documentación y un trámite muy largo que tarda muchísimo", nos cuenta esta afectada, que afirma estar viviendo "gracias a los servicios sociales".

Se trata de una ayuda que gestiona las autonomías destinada a hogares de cuatro miembros que ingresen en total menos de 1.500 euros al mes o personas con una renta inferior a 710 euros.

Sin embargo, llega a muy pocos por dos inconvenientes además de por la burocracia, como explica Mari Luz Vicent de Cáritas Valencia: "La apertura de una cuenta bancaria, sobre todo para personas que están en una situación irregular, y el padrón porque a veces no se facilita a estas personas que se puedan empadronar".

Atendiendo al caso de Raquel vemos que si viviera en el País Vasco lo tendría más fácil, porque allí el 76% de las personas en su situación lo reciben, mientras que en Navarra lo hacen el 66% y en Aragón y Cantabria el 18%. En el otro extremo, sólo un 2% lo hace en Castilla La-Mancha, un 3% en Murcia y un 4% en Andalucía y Valencia.

"Estas diferencias de una comunidad a otra se deben en la capacidad económica de cada una de ellas y por la sensibilidad con el tema", destaca el experto Gustavo García.

También hay diferencias en cuanto a lo que reciben. De media 4.220 euros al año que baja hasta menos de 2.000 en Valencia o Baleares y sube hasta más de 6.000 en Extremadura o País Vasco. En España hay 9 millones bajo el umbral de la pobreza.