Hace un año, cuando empezó la guerra en Ucrania, en las casas españolas pagábamos mucho menos por el gas que ahora. Y en estos momentos, el plan regulado, la TUR (Tarifa de Último Recurso), es el refugio. Para comprobarlo, miramos y comparamos algunas facturas del mercado libre. Una que data de enero del año pasado es de 240 euros; ahora, en el mismo periodo y con el mismo consumo, son 366 euros.

No es el único ejemplo, como puedes comprobar en el vídeo que acompaña estas líneas. La paradoja en este caso radica en que, mientras pagamos más que nunca, el precio del gas en origen, el mayorista, es más barato. Hace un año rondaba los 80 euros, en agosto llegó al pico de unos 220, y ahora es mucho más bajo: de 50 euros. "La abundancia de gas natural licuado procedente de EEUU suple con creces el gas perdido de Rusia".

Así lo ha expresado en declaraciones a laSexta Antonio Aceituno, CEO de Tempos Energía. Entonces, ¿por qué pagamos tanto? La causa está en el contrato: quien renovó en verano, con el gas en máximos, es el que más está pagando. "Esta reducción del precio mayorista no la va a ver el consumidor final hasta que se renueve el contrato. Por tanto, tardará un tiempo", ha indicado Ileana Izverniceanu, portavoz de la OCU.

Esto quiere decir que hasta que no se renueve dicho contrato, o se genere uno nuevo en otra compañía, los consumidores no notarán la bajada. Aun así, la más barata, según los datos aportados por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), continúa siendo la tarifa regulada.