Las 'tarjetas black' de Caja Madrid no sólo sirvieron para premiar a sus directivos, sino que la entidad intentó utilizarlas para pagar menos en su declaración del impuesto de sociedades, al menos durante tres años y la Agencia Tributaria les multó por ello.
Los técnicos de Hacienda detectaron, en sus inspecciones rutinarias, que más de un tercio de los gastos apuntados como "de representación" no lo eran. Según recoge 'El país', intentaron deducirse facturas de joyas, vinos, maletas o relojes de lujo.
Para quedar a bien con el fisco, la caja que entonces dirigía Miguel Blesa tuvo que pagar luego 1.3 millones de euros más intereses. Fue con Blesa que se implantaron estas prácticas, según ha declarado ante el juez su antecesor, Jaime Terceiro.
Los desmanes "black" habrían continuado bajo el mando de Rodrigo Rato, que ante el juez Andreu se defiendió diciendo que las tarjetas ya existían cuando él llegó. "El director financiero me entrega dos tarjetas, una de representación y otra de gastos particulares" explicaba Rodrigo Rato.
Algo que contradijo ante el juez quien fuera su número dos, el exconsejero Francisco Verdú -uno de los pocos que no utilizó su 'tarjeta black'-. Ha declarado que él mismo le alertó de las "malas praxis bancarias" al recogerla, pero el expresidente de Bankia niega habérsela dado.
"Si dada su profesionalidad, experiencia y su cargo de consejero delegado no actuó, cabe suponer que no le dio ninguna importancia", afirmaba Rato. Aún tenemos que escuchar al grueso de los 79 consejeros imputados por el juez por estas irregularidades.
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