Cuando estalló la guerra en Ucrania, en una fábrica de cerámicas de Onda (Castellón) andaban gestionando un pedido de material para alicatar un estadio de hockey ruso. Aunque no fuese el más importante para sus cuentas, se trataba de una "buena cantidad", explican desde Cerámica da Vinci, de 50 empleados. Pero la cosa se paró cuando llegaron las sanciones económicas impuestas a Rusia por la invasión militar. Desde entonces, no existe apenas intercambio comercial con ellos, así que, de momento, ese estadio no se vestirá con azulejo español.

Este es un ejemplo de los daños colaterales que está causando la guerra, y del que el sector de la cerámica, que venía tocado ya de antes, está resultando afectado por todos los flancos. También por el de los suministros, ya que el 70% de la arcilla blanca y el 7% del caolín, principales materias primas para la elaboración de baldosas y azulejos, venía de Ucrania, sobre todo de la provincia Donetsk, donde arrancó el conflicto bélico. Allí, las minas están paradas y los puertos bloqueados y destruidos. El último barco procedente de Ucrania abandonó las instalaciones del puerto de Castellón el 11 de marzo.

Ahora han tenido o van a tener que buscar otros proveedores (Rumanía, Portugal o Turquía, como vemos en el siguiente gráfico), lo que ha encarecido la materia prima hasta a los que no la importaban de allí, como es el caso de Da Vinci.

Además, surtirse en otros lugares puede suponer también cambiar los procesos de fabricación, pues las arcillas pueden tener composiciones diferentes.

La guerra, más el paro de los transportes, han sido el remate que ha llevado al límite a una industria altamente dependiente del gas y que lleva meses soportando la subida del combustible usado para la cocción de la cerámica. El coste del gas en el primer trimestre de 2022 ha sido casi cinco veces más alto que en el mismo periodo de 2021.

El 50% de todo el gas que se consume en la Comunidad Valenciana es de la industria de la cerámica, según ASCER, Asociación Española de Fabricantes de Azulejos y Pavimentos Cerámico. Esto revela el grave problema que supone el encarecimiento de este combustible.

Se han anunciado en el sector 27 ERTE que afectan a 3.490 trabajadores

Por eso, las empresas no pueden más y se están dirimiendo entre subir los precios y parar la producción. A 25 de marzo ya se han anunciado 27 ERTE que afectan a 3.490 trabajadores y se prevén más expedientes en las próximas semanas, mientras que una de las empresas más grandes del sector, Pamesa, estableció a mediados de marzo una "tasa energética" en sus productos a partir del 1 de abril para compensar la subida del precio del gas.

Hasta 80 euros el megavatio lo asumirá la empresa, y el resto repercutirá en el precio final. Tomaron esta medida, dice Pamesa "como única solución para salvar la viabilidad de la empresa y evitar los expedientes de regulación de empleo en nuestra plantilla".

La misma decisión han tomado en otra fábrica de Castellón, que prefiere que no identifiquemos, y en la que, además de aplicar una tasa energética, el aumento de los costes ha obligado a cerrar uno de los dos hornos que utilizan para cocer la cerámica: "Es imposible aguantar estos costes más tiempo", nos cuenta por teléfono una empleada administrativa. La empresa dejará también de usar los secadores que funcionan con gas y las piezas se secarán al aire libre, lo que retrasará las entregas al doble de tiempo, explica.

Fabricación de baldosas

Entre el 1 de enero y hasta el 15 de marzo la media del precio ha sido de 107,26 €/MWh, un 479% más alto que en el mismo periodo de 2021. La diferencia es ya abismal si cogemos el precio medio de 2020, que fue de 7,78 €/MWh. El sector califica si situación de "emergencia".

España y Portugal ha propuesto limitar el precio a 30€/MWh, algo que tiene que aprobar la Comisión Europea. No obstante, si ese límite se aplica solo para generación eléctrica, como parece que será a partir de las leves explicaciones que dio este jueves el Gobierno, no aliviará el gasto de la industria que usa el gas en sus hornos, y solo notaría la bajada en el precio de la electricidad.

La economía de toda una provincia

Y todo esto es importante por dos cuestiones: primero, porque afecta al sector de la construcción en su conjunto, y segundo, porque hace mucho daño a la economía de una zona en la que se concentra casi toda esta industria: la provincia de Castellón.

Pamesa, como Da Vinci, es una de las más de 200 empresas dedicadas a la cerámica en Castellón, provincia convertida en clúster industrial de este sector al acoger el 94% de la producción nacional. Y el problema de una concentración empresarial así es que, si entra en crisis, puede llegar a generarse un verdadero drama laboral en la zona. Con 21.000 ocupados en 2019, las empresas del clúster cerámico suponen casi el 18% del empleo de la provincia de Castellón, y el 1,1% de la Comunidad Valenciana, según datos de ASCER

La cerámica supone el 18% del empleo de la provincia de Castellón

El clúster cerámico de Castellón está formado principalmente por los fabricantes de azulejos y pavimentos cerámicos, pero también los de maquinaria, y de otros materiales, como fritas y esmaltes. En total, el sector representa el 30% del valor de la producción industrial de Castellón, y el 1% de toda España.

Pero lo que más preocupa es perder competitividad en el exterior, porque el 75% de lo que se fabrica, se exporta. España es el segundo país exportador del mundo en azulejos y pavimentos cerámicos, y el quinto que más produce.

Y el consumidor, ¿lo notará en su reforma?

"Para nuestras empresas no es sencillo trasladar directamente al precio de venta el incremento de nuestros costes de producción", explica Vicente Nomdedeu, presidente de ASCER, ya que "competimos con terceros países con menores costes de producción", así como con otros productos sustitutivos, como la tarima.

Es por ello que la mayoría está optando por parar la producción, pero esto puede afectar igualmente a los precios. Cierto es que, en estos momentos, con muchas empresas todavía tirando de stock , el cliente que solicite una reforma justo en estos momentos puede que no note una especial diferencia de los materiales cerámicos con respecto a otros. Además, lo que nos dicen en tres empresas de reformas y construcción consultadas de diferentes puntos de la península es que "todo" ha subido de precio.

El 75% de la producción nacional de azulejos y suelos cerámicos se exporta

Pero sí es posible que lo note si retrasa mucho su decisión, como explica Joan, jefe de ventas en una empresa de construcción catalana: "Si tuviera que hacer obras hoy, intentaría cerrar los precios para que repercutiera lo mínimo posible, para evitar que subiera el precio". Lo dice porque ya ha notado en el último mes que los precios han subido "un montón". Los cerámicos, pero también los demás.

Un detalle que cuenta dice que irá a más: si en una situación normal los presupuestos que ofrecen sus proveedores pueden tener una validez para un mes o dos, él ha recibido en las últimas semanas presupuestos de 7 o 10 días. Por eso, aconseja a la gente que, si quiere acometer una obra, lo haga "cuanto antes", porque "en el sector de la construcción en general, ha subido toda una barbaridad".

Las medidas del Gobierno, insuficientes

La industria ve como "insuficientes" las medidas que ha aprobado el Gobierno de Pedro Sánchez como respuesta a las consecuencias económicas y sociales de la guerra en Ucrania. Según explicó en una nota de prensa ASCER este mismo miércoles, las industrias gasintensivas de los sectores del papel y el cartón, el vidrio y la cerámica podrán recibir ayudas directas por un montante total de 125 millones €, a repartir entre 1.600 empresas.

Pero las ayudas tendrán un máximo de 400.000 € por empresa, una cifra "insignificante" a ojos de la asociación que representa al sector. Tampoco se encuentran conforme con la prohibición del despido por causa de esta crisis, y amenazan con que de todas maneras es probable que las empresas acaben recurriendo a los despidos.

Desde el sector proponen otras medidas como la rebaja de peajes del gas, la eliminación de impuestos en hidrocarburos o moratorias de pagos para empresas afectadas por la crisis energética, y piden ampliar hasta el tope de 50 millones por empresa que permite la Comisión Europea en algunos sectores con alto consumo energético.