El caso no solo ha provocado un desmentido categórico de la compañía española, sino también un escándalo político en Ucrania y todo tipo de suspicacias en Rusia, de cuya dependencia energética pretendía desmarcarse Kiev con el contrato.
La importancia del acuerdo mereció la presencia del primer ministro ucraniano, Mykola Azrov, y de su ministro de Energía en el acto de la firma, rubricada por un supuesto representante de Gas Natural Fenosa llamado Jordi Sardà Bonvehi.
El agente comercial, que actuaba al margen de la compañía española, anunció incluso la presencia de una delegación de la empresa que nunca llegó a aterrizar en Ucrania.
Gas Natural Fenosa, que desde el primer momento negó que tuviese previsto firmar ningún acuerdo en Ucrania, ha emitido un comunicado en el que ratifica que no tiene "ningún contrato para invertir en el proyecto de una planta de GNL" en el país "ni lidera ningún consorcio para el desarrollo del citado terminal".
La compañía podría emprender además acciones legales contra la persona que actuó en su nombre. "Esta persona no representa a la compañía, por lo que Gas Natural Fenosa se reserva todas las acciones legales que puedan ser precisas, una vez se esclarezca completamente la situación", asegura.
Las autoridades ucranianas han indicado que pensaban que Jordi Sardà Bonvehi tenía poderes para firmar, al tiempo que este agente comercial ha reconocido ante los medios locales que ha cometido un error.