Manuel Fernández de Sousa vendió a escondidas la mitad de las acciones que oficialmente poseía hasta ahora antes de que se desplomaran. Se deshizo del 7% del capital total de Pescanova a espaldas de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, asegurando que lo hizo por el bien de la empresa, e incluso que ello entrañó perder dinero.

Sin embargo, lo cierto es que se embolsó unos 30 millones de euros con esta operación porque vendió antes de que se desplomasen. Vendía en privado parte de la compañía, y en público pedía a sus trabajadores que lucharan por reflotar la empresa.

Los pequeñios accionistas de la empresa ya han presentado una querella contra el Consejo de Administración, acusando a la dirección de Pescanova de falsear las cuentas. Piden hasta 6 años de cárcel para De Sousa.