La Comisión Europea ha impuesto una reducción de tamaño de más del 60% a la banca nacionalizada (Bankia, Catalunya Caixa, Novagalicia Banco y Banco de Valencia) hasta 2017, lo que supondrá recortar a la mitad su red de oficinas.

Bruselas considera que el Banco de Valencia no es viable y autoriza su venta

Esta es la condición que exige Bruselas para autorizar una inyección de capital de 37.000 millones de euros del fondo de rescate de la UE (MEDE) con el fin de garantizar su viabilidad. En concreto, Bankia recibirá 17.960 millones de euros; Cataluña Caixa, 9.080 millones de euros; Novagalicia Banco, 5.425 millones; y Banco de Valencia, 4.500 millones, según se recoge en los planes de reestructuración de las cuatro entidades aprobados por Bruselas.

Además de estos 37.000 millones de euros, el MEDE inyectará un primer tramo de 2.500 millones de euros a la sociedad de gestión de activos inmobiliarios (Sareb), según ha anunciado el vicepresidente de la Comisión y responsable de Competencia, Joaquín Almunia.

Almunia ha eludido cuantificar el impacto de esta reestructuración en despidos. "Van a tener lugar, sin duda", ha dicho, pero "estamos ante una pregunta que debe ser contestada por las autoridades españolas y las entidades afectadas". 

"Los responsables son quienes gestionaron mal estas entidades. Nos saldría una lista relativamente larga", ha apuntado. El Ejecutivo comunitario no ha obligado a las entidades a que apliquen 20 días de indemnización por despido, ha asegurado el responsable de Competencia.

El Banco de Valencia no es viable
Bruselas autoriza la venta de Banco de Valencia a Caixabank por considerar que "no es viable como entidad autónoma". "Esta opción es más barata que liquidar el banco", ha asegurado Almunia.

Por lo que se refiere a Catalunya Caixa y Novagalicia Banco, el Gobierno español se ha comprometido a vender las entidades antes de que concluya el periodo de reestructuración. En caso de que la venta no sea posible, las autoridades españolas deberán presentar un plan de liquidación ordenada.

Todos los bancos se han comprometido a ceder algunas participaciones industriales y filiales. El producto de dichas cesiones contribuirá a financiar la reestructuración y, por lo tanto, limitará la necesidad de ayuda adicional, además de reducir las distorsiones de competencia.