En el último Grand Slam del año

Las temperaturas extremas amenazan el desarrollo del US Open: "Hay que considerar..."

El calor en Estados Unidos amenaza un US Open que se disputa en pleno mes de agosto aunque hay preparados nuevos protocolos para salvaguardar la seguridad.

Carlos Alcaraz en el US OpenCarlos Alcaraz en el US Open@CARLITOSALCARAZZ

Dentro de tres semanas dará comienzo el US Open, el cuarto y último Grand Slam de este 2025. En pleno agosto, Nueva York se convierte en epicentro del tenis mundial y se espera un calor extremo que amenaza el desarrollo natural de la competencia.

Las temperaturas se han disparado por encima de los 38º. Un clima que provoca que la organización aplique un protocolo climático de máxima exigencia. Y es que, después de que en 2021 fuera la lluvia de huracán Ida la amenaza que interrumpiría los partidos del Major, ahora, es el sol.

Desde el año pasado, el US Open oficializó el cierre parcial de los techos retráctiles de los estadios capacitados como una solución de alivio ante las altas temperaturas. Antes, estos techos se cerraban debido a la presencia de precipitaciones.

De hecho, el torneo cuenta con el recientemente implementado WBGT (WetBulb Globe Temperature), un índice que analiza los factores climatológicos para activar protocolos como el cierre de los techos, los descansos adicionales entre sets o las zonas de enfriamiento obligatorias.

“La sombra es una parte fundamental de la discusión. Como el resto de la ciudad, intentamos ir un paso por delante”, explica Daniel Zausner, director de operaciones del Billie Jean King National Tennis Center.

Las medidas se entienden al entender que el calor desempeña un papel importante y es que, en partidos diurnos, en pistas secundarias, los tenistas pueden jugar con una sensación cercana a los 50º por el efecto de la pista.

La ecóloga deportiva Madeleine Orr es la autora del libro 'arming Up: How Climate Change is Changing Sport'. A su juicio, los ajustes son insuficientes y señala a una reprogramación de los eventos como la mejor solución: "No con sombra y ventiladores. Hay que considerar mover los torneos fuera de los picos de calor, o cambiar los horarios radicalmente, como se hizo con el Mundial de Catar en 2022".

El pensamiento ha cogido fuerza desde que en 2018 cinco jugadores abandonaron el US Open por golpes de calor. De hecho, en 2023, era Daniil Medveded el que advertía de que algún día a algún jugador le pasaría algo grave en plena pista: "Un jugador morirá y lo verán". Además, el público también participa en un nuevo protocolo que los protege ya que también se encuentra expuesto a este riesgo.