Roger Federer se encuentra en Suiza para disputar el ATP 250 de Ginebra. Será el primer torneo del suizo en tierra, y el segundo de su temporada, tras Doha. Una temporada en la que Federer está tratando de volver a encontrar sensaciones tras un 2020 ausente en el circuito con el que se ha visto favorecido en el ranking.

El campeón de 20 Grand Slams ha podido mantenerse entre los 10 primeros gracias a la congelación del ranking impuesta por la ATP. Esa decisión consistía en que los jugadores podían contar el 50% de sus resultados en los torneos disputados entre marzo y agosto de 2019. Torneos que se suspendieron por la pandemia el pasado año y cuya nueva normativa de la ATP ha favorecido a tenistas como Federer, que a pesar de estar lesionado se ha mantenido en el 'top 10'. A pesar de ello, el suizo reconoce que debería estar puestos más por debajo del número ocho, el que ocupa a día de hoy.

"En un principio, sé que debería estar en el número 800 del ranking, ya que no juegue nada estos meses. De todas formas, si mi rodilla y mi forma física no están al 100%, no podré sostenerme ahí para siempre. Si consigo estar al 100% y hacerlo bien, entonces significará que que soy mejor que el número 800. Lo que si puedo decir es que en estos dos meses que han pasado desde Doha he ganado en fuerza, resistencia y flexibilidad, no hubo ningún contratiempo", afirma Federer en rueda de prensa con los medios comunicación.

El helvético ha aprovechado esta jornada con los medios para desgranar el que será su calendario en el próximo mes y medio. El suizo ha confirmado su participación en Roland Garros. Aunque primero deberá probarse en Ginebra para dilucidar si su estado físico es el adecuado para disputar las siguientes competiciones.

"Ginebra es algo más que una pequeña prueba, para mí se trata del examen para saber si puedo jugar varios torneos seguidos. Ahora tengo por delante Ginebra y Roland Garros, dos torneos pensados para volver a ponerme en marcha, los partidos que juegue allí será como entrenamientos pero de un nivel privilegiado", afirma Roger, que también ha anunciado que estará en Halle y Wimbledon, si su rodilla se lo permite.

"Honestamente, he pensado mucho en los plazos del regreso, hubo largas conversaciones con mi equipo para saber si lo mejor era competir en tierra batida o no lo era, incluso estudiamos la opción de disputar torneos en esta superficie y saltarnos Roland Garros. Finalmente, la mejor idea fue venir a Ginebra y luego ir a París. Si todo va bien, las siguientes paradas serán Halle y Wimbledon, ya en la gira de hierba. Veremos cuánto tiempo me lleva alcanzar el nivel que deseo", sostiene.