Novak Djokovic, salvo hecatombe, será número uno del mundo en el US Open. Carlos Alcaraz, al ganar el torneo el año pasado, no puede ganar puntos y el serbio, al no participar en la anterior edición, solo tiene a ganar. Esas cuentas se certificaron tras la victoria del balcánico en Cincinnati.

Y de esa final habló en la rueda de prensa previa al inicio del US Open: "Yo me pongo nervioso en los partidos como le pasa a todo el mundo. La gente piensa que no es así, pero se equivocan. En Cincinnati había jugado de noche todos los días y, de repente, jugamos la final de día y tuve problemas físicos".

"Carlos estaba jugando muy bien y siempre me lleva al límite. Aunque considero que yo también a él. La final de Cincinnati fue de las mejores que jugué porque tuvo de todo: por calidad, por emoción...", añadió.

Sobre su emoción tras vencer a Alcaraz, la explicó debido al intenso partido que ambos disputaron, en el que casi llegan a las cuatro horas de duración: "Me tiré al suelo porque era como si hubiese ganado un Grand Slam. Acabé muy cansado porque protagonizamos intercambios muy largos. A los 36 años me sigue motivando ganar. Amo la competición y la derrota no es una opción para mí".

El serbio también reconoció que está muy pendiente de lo que hace Carlos Alcaraz en cada torneo: "Es el número del mundo y ha sido de los mejores los dos últimos años. Claro que mi equipo presta atención a lo que hace y mira sus partidos, pero supongo que en su caso pasa exactamente lo mismo".

"A mi edad, veo cada Grand Slam que juego como otra oportunidad de oro para hacer más historia", concluyó.