Rafa Nadal volvió a sentar cátedra en París sobre el significado de la resiliencia y fortaleza mental y física para alzarse con su decimo cuarto Roland Garros, el vigesimosegundo Grand Slam de su carrera.

Con un dolor perenne en su tobillo izquierdo a causa del síndrome de Müller-Weiss(u osteocondritis del escafoides) que arrastra desde hace casi dos décadas, pero que se ha ido agravando considerablemente en los dos últimos años, el manacorí se ha visto obligado a jugar infiltrado con anestesias en el nervio antes de cada partido.

Al final, contra viento y marea, Nadal ha sacado un nivel de tenis superlativo sobre la arcilla parisina para alzar su 14º Copa de los Mosqueteros, lo que le aúpa al podio de los mejores deportistas de la historia (si no lo estaba ya).

Ahora, toca pensar en el futuro. Está más que claro que Rafa no puede seguir jugando así y deberá someterse a un nuevo tratamiento, pasar por el quirófano o, en el peor de los casos, retirarse.

"La vida es más importante que otro título. Mi carrera ha sido mi prioridad toda mi vida, pero no está por encima de mi felicidad. Si sigo siendo feliz, seguiré, si no, haré otra cosa", señaló tras ganar Roland Garros.

"Confío en seguir porque estoy en un momento bonito, inesperado a estas alturas de mi carrera. Es un regalo seguir jugando a esta edad. Vamos a hacer las cosas que sean razonablemente posibles para seguir", añadió.

Para evitar la retirada hay dos opciones, un tratamiento de "inyecciones de radiofrecuencia" o una operación: "Si funciona (el nuevo tratamiento) continuaré jugando, si no, será otra historia, me plantearé si estoy dispuesto a operarme".

"Eso lo tendría que hablar conmigo mismo, con calma, porque sería una decisión de vida, de saber si compensa estar medio año parado, sin seguridad de nada. Tendría que entender mejor las cosas para tomar esa decisión que ahora no estoy preparado para tomar", explicó.

En declaraciones a 'France 2', el manacorí explicó en qué consiste: "Las inyecciones en los nervios me han ido bien, ahora vamos a hacer un tratamiento que consiste en una intervención en los dos nervios. Esto es algo que me ha ido bien ya y que me quitaron el dolor en el pasado. Consiste en inyecciones con radiofrecuencia pulsátil que me podrían ayudar a disminuir la sensación que tengo en el pie".

"Si me ayuda a tener la sensación parecida que tengo ahora jugando, no parecida a la de ahora, porque tengo el pie totalmente dormido, tan exagerado, pero, al menos, desinhibir el nervio y quitar la sensación de dolor tan permanente que tengo, a ver si con este tratamiento podemos dejar el nervio medio dormido y tener esa sensación que sea más permanente, aunque me deje con el pie sin tanta sensibilidad", señaló.

"La única manera de poder jugar era dormir el pie. Hacer un bloqueo a distancia de los nervios con inyecciones de anestesia. El pie se queda con cero sensación, ni sensibilidad. El pie no puede ir a peor, si había el riesgo de hacer me daño en otra parte", zanjó.

Nadal no querría perderse el próximo 'grande', Wimbledon, pero es consciente de que lo primero es lo primero. En los próximos días arrancará con el nuevo tratamiento. De irle bien, no tardaremos mucho en volverle a ver sobre la pista, quizás en el US Open, pero de no ofrecer el resultado esperado, tendría que pasar por quirófano, estar en el dique seco seis meses... y nadie le asegura que pueda volver a su nivel competitivo. La retirada es una posibilidad... pero Rafa quiere agotar sus opciones para retrasarla lo máximo posible.