Carlos Sainz no pudo ocultar su decepción. Tampoco su enfado. No pudo hacerlo sabedor de los 5 segundos de sanción que le habían metidoen Australia. Que le habían impuesto por su toque con Fernando Alonso en una de las relanzadas de Albert Partk. Que le sacaron de una cuarta posición por la que pasó por meta para cerrar el fin de semana como el último de todos cuantos acabaron.
Que hicieron que su gran carrera, que su lucha contra todos los elementos, quedase en nada. Porque Sainz tuvo que hacer frente a todo. A ser desde la curva 3 el único Ferrari en pista al quedar K.O. Leclerc. Y que, tras lo de Albon, ver cómo su cambio de gomas le salía mal al cambiar el protocolo de 'safety car' por una bandera roja.
Sí, de cuarto a undécimo. Y desde ahí a remontar. A adelantar. A dejar pasadas tremendas a, por ejemplo, el Alpine de Pierre Gasly. Le encantaba la curva 3. Fue su lugar predilecto para exhibir un gran ritmo de carrera. Para, incluso, acercarse al tercer puesto de Alonso.
Pero no. No pudo ser. No pudo con Fernando. Y tampoco ha podido, de momento, hacer nada con su sanción. Desesperado por radio. Desesperanzado. Sin entender nada. En 'DAZN' no quiso ni hablar.
"Voy a esperar a discutir con los comisarios. Luego ya diré algo", dice.
Cautela tuvo Sainz: "Prefiero esperar, porque no va a estar bien lo que diga".
"No, es que no puedo. No merece la pena. Igual me ponen otra penalización", sentenció.
La nota positiva, el buen ritmo de carrera que tuvo Ferrari en Australia... aunque la degradación de neumáticos, como demostraron las casi 50 vueltas que dieron con la goma dura, fue casi inexistente.