Protocolo en el campeonato

No todo es 'dress code' en Wimbledon: las normas no escritas del torneo de tenis más exclusivo

Más allá del tenis: tradiciones, normas no escritas y rituales que definen la esencia de Wimbledon, el torneo de tenis más antiguo del mundo, donde la elegancia, el protocolo y el simbolismo pesan tanto como el juego sobre la hierba.

Vista general de la pista 1 durante el partido de Karen Khachanov con Taylor Fritz, durante el noveno día del torneo de Wimbledon de 2025Vista general de la pista 1 durante el partido de Karen Khachanov con Taylor Fritz, durante el noveno día del torneo de Wimbledon de 2025Clive Brunskill/Getty Images

Entre todos los torneos de Grand Slam, Wimbledon destaca por mantener con firmeza una serie de tradiciones y normas que lo convierten en un evento único dentro del calendario tenístico. Celebrado desde 1877 en el All England Lawn Tennis and Croquet Club, es el más antiguo de los cuatro grandes y, sin duda, el que más peso simbólico arrastra.

A diferencia de otros campeonatos que han flexibilizado sus costumbres, este ha optado por preservar su identidad con un conjunto de normas no escritas y rituales visibles que lo diferencian tanto para el público como para los jugadores. Estas peculiaridades protocolarias de Wimbledon no solo refuerzan su prestigio, sino que construyen una atmósfera que lo hace reconocible incluso para quienes no siguen el tenis de forma habitual.

Vestimenta blanca, sin excepción

Una de las señas más conocidas del torneo es su código de vestimenta. Desde 1963, los jugadores están obligados a vestir de blanco en prácticamente todas las prendas que utilicen dentro de la pista. La norma incluye camisetas, pantalones, gorras, muñequeras, sujetadores deportivos y hasta la suela del calzado. La organización mantiene este criterio como parte esencial de la estética del torneo con un objetivo: evitar distracciones visuales y mantener la sobriedad de la competición.

Cabe destacar que en el torneo de 1966, ocurrió una cosa curiosa: Manolo Santana, que ganó Wimbledon aquel año, lo hizo vistiendo un polo con el escudo del Real Madrid, temiendo una posible sanción por estos protocolos de vestimenta.

La reverencia a la Royal Box

Otra de las tradiciones más llamativas -aunque ya no obligatoria- es la inclinación o reverencia ante la Royal Box, la tribuna de honor reservada para miembros de la Familia Real británica y personalidades invitadas. Esta práctica fue habitual hasta 2003, cuando el entonces presidente del club, el duque de Kent, consideró que debía quedar a discreción del jugador.

No obstante, algunos siguen cumpliéndola como gesto de respeto, y la imagen de los tenistas inclinando la cabeza antes de saltar a la pista central sigue siendo uno de los iconos visuales más representativos del torneo.

Jerarquía en el orden de juego

En Wimbledon, la tradición también se extiende a la manera en que se organiza el torneo. El campeón defensor inaugura el cuadro masculino en la pista central el primer lunes de competición, y desde 2021, ocurre lo mismo con la campeona del cuadro femenino. Esta costumbre subraya el estatus simbólico del vigente campeón y rinde homenaje a su logro del año anterior.

Además, la organización prioriza el uso de la Pista Central y la Pista 1 para los partidos con mayor interés deportivo o mediático, manteniendo un esquema que combina méritos deportivos y jerarquía institucional.

Prohibido el patrocinio excesivo

Wimbledon es el único Grand Slam que limita estrictamente la visibilidad de las marcas comerciales. En un entorno cada vez más dominado por la publicidad, las pistas del All England Club se mantienen prácticamente limpias de logotipos, lo que refuerza la elegancia visual del torneo.

Incluso el equipamiento de los jugadores debe respetar ciertas normas: las marcas que aparezcan en su indumentaria deben ser pequeñas y discretas.

Tradiciones culinarias y ambiente

Las costumbres no acaban en la pista. Wimbledon es conocido por su ambiente social, donde el consumo de fresas con nata y Pimm's -una bebida tradicional británica- forma parte del ritual. Se estima que durante las dos semanas del torneo, se sirven más de 30 toneladas de fresas y se venden más de 300.000 copas de esta bebida entre el público asistente.

Silencio, puntualidad y respeto

El protocolo también afecta al comportamiento del público. En Wimbledon, el silencio durante los puntos es estricto, y se espera que los espectadores se mantengan sentados mientras el juego está en curso. Los cambios de lado son el único momento en que se permite entrar o salir de las gradas, una norma que sorprende a quienes acuden por primera vez y que refuerza el clima de respeto hacia los jugadores.

La puntualidad es otro de los símbolos del torneo. Los partidos comienzan a la hora prevista y cualquier retraso solo se contempla por razones climáticas. En caso de lluvia, la pista central cuenta desde 2009 con un techo retráctil, que permite continuar los partidos sin interrupción.