Los 21 goles logrados en 45 partidos en su única temporada con el Lyon han sido suficientes para que el hispano-dominicano Mariano Díaz, de 25 años, haya hecho las maletas para regresar al Real Madrid, su club de formación.
El fútbol físico de la primera división francesa, que encajó con su sólida montura, y la confianza que le dio el entrenador del Lyon, Bruno Genésio, fueron los principales ingredientes que hicieron de su temporada de debut un éxito esperado por pocos.
Sin embargo, los roces con el internacional holandés Memphis Depay, con quien se disputó el lanzamiento de un penalti, y las llamadas de atención de Genésio a su individualismo empañaron su estancia en la ciudad del Ródano. Desde la posición de ariete y bien surtido por Nabil Fekir, campeón del mundo con Francia, y el propio Depay, Mariano barrió rápidamente las dudas sobre su adaptación.
En la primera jornada de liga el año pasado, ante el Estrasburgo, realizó un doblete. En la segunda, ante el Rennes, sumó otro tanto. Los escépticos cedieron entonces ante el ímpetu de un jugador por el que el Lyon había invertido ocho millones de euros y que contaba con apenas unos 300 minutos en la elite, los acumulados en partidos oficiales con el Real Madrid en la 2016-2017.
"Había jugado poco en el equipo principal del Real Madrid. Lo que habíamos visto de él era que tenía instinto ante la meta. Quedaba saber si iba a ser capaz de mostrar sus cualidades en otro sitio que no fuese el filial", reconoció el que fue hasta ahora su entrenador, Genésio. De sus 21 tantos 18 fueron en el campeonato local, el octavo mejor realizador. Fue además autor de cinco asistencias.
"Es un gran resultado para una primera temporada al más alto nivel (...) Y sin tirar casi penaltis", constató Genésio. La primera vuelta de Mariano, con 13 aciertos, fue mucho más productiva que la segunda, con cinco. Esa segunda mitad coincidió con la eliminación en octavos de final de la Liga Europa ante el CSKA de Moscú -un duro golpe para un club que acogió la final de ese torneo- y con algunos malos resultados en el campeonato doméstico.
Los roces con Depay, que comenzaron a inicios de curso a cuentas de un lanzamiento desde los once metros, seguían latentes, tanto que Genésio tuvo que intervenir públicamente. "Hay una gran falta de humildad para tratarse de un deporte de alto nivel", lanzó el técnico del Lyon, sin citar a nadie en concreto.
Sin embargo, la prensa local aseguró que esas palabras iban dirigidas a Mariano y a Depay. En el último tercio del campeonato, el jugador de Premiá de Mar se diluyó. Y en el comienzo de este curso comenzó con muy poco tino.
Titular en los dos primeros partidos ligueros, fue suplente en el último, ante el Estrasburgo, en el que jugó apenas tres minutos, en medio de los rumores de su fichaje por el Sevilla, el primer club que le había pretendido seriamente antes de interponerse el Real Madrid.
En una entrevista, el jugador había dejado la puerta abierta a su club formador. "Es una posibilidad que no depende de mí. Sí, ¿por qué no? Sería maravilloso volver algún día al Real Madrid", señaló. En el regreso a su casa, Mariano espera prolongar su racha goleadora y dedicar más tantos a su fallecido abuelo, al que homenajea con un tatuaje en el brazo: "Para alcanzar tu sueño, necesitas a tu lado alguien que crea en ti, incluso más que tú mismo".
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