Vaya partido que se marcó Rodrygo ante el Athletic. Vaya señor partido que hizo el brasileño. Porque no estaba Vinicius. Porque faltaba el 7. Sí, faltaba un jugador más que importante para el Real Madrid. Pero no había nada de lo que preocuparse. Y no lo había porque Rodrygo dio una 'masterclass'.
Y es que anotó dos dianas. Dos. Y si el 1-0 fue un golazo que no tenía más que un 5,8% de opciones de acabar dentro el segundo fue un espectáculo. El segundo fue otra de esas acciones que cada vez son más típicas del brasileño.
Se siente comodísimo en la izquierda. Lo dejó ver en el primer tanto. Lo dejó ver durante todo el partido. Era un puñal. Era una amenaza constante para la zaga del Athletic. Cada balón que caía en sus botas significaba peligro.
Fue en el 73 cuando Bellingham se puso en acción. En conducción, con un Joselu que hizo una gran maniobra de arrastre para que Rodrygo quedase liberado. Relativamente liberado.
Porque menudo recorte que hizo a su par para ver clara la portería de Agirrezabala. Con la derecha, y suave, disparo raso al primer palo del arquero del Athletic.
Y partido sentenciado. Dos a cero en el marcador a falta de menos de 20 minutos ante un Athletic contra el que Rodrygo se lució. Dos goles, golazos, en una exhibición a todos los niveles del brasileño del Real Madrid.
Felicidad completa para los de Ancelotti, con tres puntos y con el regreso de un Eder Militao que dispuso de varios minutos de juego tras casi ocho meses de baja.