En octubre de 2019 la Federación de Fútbol de Suecia inauguró una estatua de Zlatan Ibrahimovic por ser el máximo goleador de la historia de la selección. Cinco meses después ha decidido retirarla.

El motivo son los continuos actos vandálicos que sufría por parte de aficionados del Malmoe. Todo ello después de que Zlatan comprara el club rival, el Hammarby.

Pues bien, el sueco no se ha mordido la lengua al conocer la noticia. "Me da pena. Lo que quieren es atención y que los medios escriban sobre ello, pero es de nivel de guardería. La estatua era lo que era, pero que la hayan derribado no significa que mi historia se caiga, perdurará para siempre", afirma en el canal sueco 'Discovery'.

Y ha continuado atacando al que fue su club en Suecia. "Deben asumir su responsabilidad, que hagan y crean lo que quieran. Hice lo que hice por el club aunque no me querían y me engañaron en mi primer contrato. Aun así los ayudé y les di más de 100 millones de coronas (unos 10 millones de euros, por el traspaso al Ajax). He sido demasiado bueno", dice.

El delantero ha participado esta semana en un torneo benéfico como jugador del club del que es propietario, el Hammarby. Un torneo polémico ya que se ha celebrado en contra de las recomendaciones sanitarias del país.

En plena crisis por el coronavirus el Gobierno apostó por no jugar partidos de fútbol, y aún así se han celebrado estos amistosos. "Las reglas están claras: no puede haber ningún partido de nivel senior. Qué se puede definir como un partido y qué no es cosa de la Federación Sueca", dijo el jefe de la Agencia de Salud Pública, Anders Tegnell.