El modesto Legia sacó los colores al vigente campeón de Europa, un Real Madrid desconocido que se contagió del gélido ambiente de un encuentro a puerta cerrada, para dejar escapar dos tantos de ventaja y acabar empatando un partido de descontrol en el último suspiro gracias a un tanto de Mateo Kovacic (3-3).
Todos los condicionantes del encuentro en Varsovia lo convertían en un duelo extraño. Frío sin público, enorme diferencia de nivel. Mantener la concentración no era sencillo para los jugadores del Real Madrid que por momentos sintieron que jugaban más un partido de entrenamiento que de 'Champions' y lo acabaron pagando.
Pretendía golear Zinedine Zidane, con la calculadora en la lucha por el liderato de grupo con el Borussia Dortmund, y como era irrefrenable ya el empuje de Álvaro Morata, inventó algo nuevo con tal de no sentar a Benzema. Morata y la BBC.
Un 4-4-2 solo sostenido defensivamente por Kroos y Kovacic. Renunció al equilibrio y se estrelló. Y eso que no dio tiempo a ver como se asentaban en un día extraño, cuando Bale dejó uno de los goles que el día de su retirada aparecerá entre los mejores de su carrera.
De un cambio de juego desde el costado izquierdo, sacó tras bote de balón sin controlarlo, un zurdazo a la escuadra desde el pico del área con un giro de cuerpo espectacular. Era el segundo 55 y el Real Madrid ya ganaba. Nada hacia pensar que en el terreno donde el Dortmund marcó seis, el Real Madrid no se pasease.
El Legia mostraba menos peligro del que la ilusión le impulsó a generar en el Santiago Bernabéu. Explotaba la banda de Coentrao para llegar al área madridista, pero no conseguía inquietar a Keylor Navas.
Mientras, su debilidad defensiva convertía en peligro cada llegada del Real Madrid. Bajo palos evitaba Padzan el segundo, tras un remate de cabeza de Varane al centro medido de Kroos de córner. Le faltaba continuidad en el ritmo de juego al Real Madrid para golear, pero sentía que generaba peligro a poco que pisaba el acelerador. Malarz se lucía a un disparo potente de Benzema y un córner dejaba tres ocasiones de gol para Bale, Benzema y un taconazo de Cristiano que no pasaba una muralla humana. El riesgo era contagiarse del ambiente de una noche atípica.
El silencio influye en el factor psicológico y la diferencia de nivel invitaba a la relajación. Una pérdida en el centro del campo podía ser mortal. Kovacic tuvo una y regaló la opción de correr. Poco después mostraba una extraña pasividad en la marca y permitía a Odjidja Ofoe, avanzar, pensar y sacar un zurdazo imparable para Keylor.
Era un justo castigo a la desidia. Pero lo peor estaba por llegar en la segunda parte, cuando el Real Madrid fue víctima de su caos táctico. Jugando con Bale y Cristiano en bandas nunca habría ayudas defensivas.
Zidane comprobó que juntar a más hombres de ataque no es sinónimo de goles y las acciones de peligro llegaban en acciones individuales, principalmente de Bale, el más brillante arriba. El inesperado hundimiento llegó con una falta de actitud preocupante. Coentrao cometía una de las pocas faltas y Guilherme rozaba la escuadra en una falta que era un aviso.
Radovic agradecía las faltas de ayudas defensivas y la pasividad de la zaga madridista para empatar. Nadie salió a intentar frenarlo. Su derechazo se encontró además con el error de Keylor, muy lejos de su versión salvadora del pasado curso. Fue cuando a base de golpes despertó el Real Madrid, con Cristiano intentando tirar del carro pero de vuelta a la falta de puntería.
Lo intentó de todas las maneras posibles pero sin suerte. Zidane retocaba una pizarra que le falló y dejaba defensa de tres. Los riesgos los pagó caros. Keylor salvó un contraataque del rival y nada pudo hacer ante el derechazo pegado al palo de Moulin. Tres madridistas para defender a cuatro rivales. Prijovic dejó el disparo cómodo a su compañero para que Legia saborease un día histórico en competición europea.
Ya solo quedaba la heroica al Real Madrid que empató gracias a la visión de Carvajal, que asistió de tacón a la subida de Kovacic que soltaba un derechazo a la red. Y en el último impulso, con el partido pudiendo caer para cualquier bando, el travesaño evitaba el tanto del triunfo madridista tras el remate de Lucas.
El traspié ante el rival más débil del grupo complica acabar primero de grupo al equipo de Zidane, prácticamente obligado a ganar al Sporting en Portugal y al Dortmund en el Bernabéu tras una noche que por la irregularidad de su fútbol, se veía venir.