El equipo de Didier Deschamps tenía que ganar para mantener su ventaja de tres puntos sobre la segunda clasificada de su grupo, Suecia, que justo antes cumplió con una victoria contundente ante Bielorrusia (0-4). Tampoco falló Holanda, que también ganó su partido, 3-1 a Bulgaria, para seguir la estela de sus rivales.
Todo parecía destinado a un encuentro plácido en el que los franceses iban a arrasar a su rival a base de goles. Pero no fue así. Francia jamás pudo abrir el marcador y eso que saltó al terreno de juego con toda su artillería. Deschamps no reservó a nadie y nombres como Antoine Griezmann, Paul Pogba, Olivier Giroud o Kylian Mbappé formaron parte de una alineación temible para Luxemburgo.
Sin embargo, el conjunto centroeuropeo contó con la aparición estelar de su portero, Jonathan Joubert, un veterano de 37 años que se encargó de minar la moral de los jugadores franceses. Sobre todo en la primera parte, en la que chocaron en múltiples ocasiones con el meta luxemburgués.
Mbappé fue uno de los perjudicados por la actuación de Joubert. Escorado a la derecha, el flamante fichaje del París Saint Germain fue de más a menos durante el partido. Pero en la primera parte, fue uno de los mejores y pudo marcar en un par de ocasiones, sobre todo en un mano a mano que el portero de Luxemburgo atajó prácticamente con el trasero.
Además, Mbappé se encargó también de generar peligro para otros compañeros y, en una de sus diabluras, cedió la pelota a Griezmann desde la línea de fondo tras regatear a un par de rivales y el jugador del Atlético mandó el balón por encima del larguero.
El mismo Griezmann pudo marcar con un lanzamiento de falta que, como no, Joubert, con una mano salvadora, despejó al larguero para evitar el tanto francés. Y, además, en pleno asedió galo, Luxemburgo se permitió el lujo de acercarse al área de Hugo Lloris con un contragolpe que salvó el guardameta del Tottenham.
También Pogba, con dos lanzamientos envenenados desde fuera chocó con el muro Joubert, que desesperó al centrocampista del Manchester United con un par de paradones que añadir a un recital que continuó en la segunda parte. En ella, Francia insistió en su asedio con la misma historia que antes del descanso.
Primero, la mala puntería de Griezmann, que seguía con el punto de mira desviado; segundo, con la figura gigante de Joubert, que detuvo un cabezazo imposible a Djibril Sidibé; y tercero, con una pizca de suerte tras un cabezazo al larguero de Pogba.
La misma que tuvo Francia a diez minutos del final, cuando Gerson Rodrigues sacó los colores a Laurent Koscielny con una carrera en la que dejó atrás al central del Arsenal para mandar al palo una pelota que, de haber entrado, podría haber dado la victoria a Luxemburgo.
Al final, con Alexandre Lacazette y Kingsley Coman sobre el césped, Francia intentó la victoria de forma desesperada y sin orden. Luxemburgo, crecida por la hazaña, no dejó ni un solo hueco y los hombres de Deschamps pincharon de manera estrepitosa para provocar la sonrisa de Suecia y Holanda, mayores beneficiados de un tropezón de grandes dimensiones.