El argentino Leo Messi resolvió el derbi para el Barcelona (2-0) en los últimos veinte minutos, ante un Espanyol que aguantó el tipo durante buen parte del choque, pero que fue incapaz de acercarse con peligro a la meta defendida por Ter Stegen.
Rubi ya advirtió en la víspera que tenía un plan para ganar en el Camp Nou y sorprendió alineando un defensa con tres centrales, optando por regalar las bandas al conjunto azulgrana para cerrar los pasillos interiores. La apuesta le salió bien durante muchos minutos, pues al Barça, pese a dominar con claridad, le costó generar ocasiones.
De hecho, la única vez que Diego López tuvo que emplearse a fondo en la primera mitad fue en un despeje de Víctor Sánchez, que casi se mete un gol en propia puerta al intentar rechazar una falta botada por Messi. El propio Messi se encontró, casi por casualidad, con dos ocasiones dentro del área para inaugurar el marcador.
En la primera, su disparo se marchó alto tras estrellarse en la defensa rival y, en la segunda, cruzó demasiado el balón en un tiro a la media vuelta. Rakitic, quien culminó un contraataque con un disparo desde la frontal que salió rozando el palo, y un Luis Suárez, que remató fuera un centro de Jordi Alba, también tuvieron su oportunidad para adelantar al Barcelona en el marcador antes del descanso.
Salvo en esas jugadas aisladas, el Espanyol no sufría atrás, pero todo lo que le sobraba en la contención le faltaba para fabricar fútbol. Borja Iglesias, su referente ofensivo, naufragaba en mitad de la nada cada vez que le llegaba un balón, siempre con ventaja para la defensa azulgrana.
Y la cosa no mejoró tras la reanudación. Tampoco el acierto local, que seguía sin encontrar la meta visitante, empezando por Jordi Alba, el primero en rematar desviado al inicio de la segunda parte. Melendo, con un disparo tímido desde la frontal que llegaba mansamente a las manos de Ter Stegen, estrenaba el casillero de remates del cuadro españolista.
Solo fue un espejismo. El partido llegaba a la hora y era el momento de agitar los onces. Valverde sacaba a Malcom y Sergi Roberto, por Arthur y Semedo, y Rubi, a Wu Lei y Sergio García, por Borja Iglesias y Melendo.
Pero los cambios no variaron mucho el guión. El Espanyol no llegaba y el Barça seguía sin afinar el punto de mira. Rakitic y Coutinho disparaban de nuevo desviado y Malcom obligaba a lucirse a Diego López antes de que Messi, por fin, abriera la lata a veinte minutos del final.
Fue en un magistral lanzamiento de falta, ejecutado esta vez con una vaselina sutil y que contó con la colaboración de Víctor Sánchez, quien cabeceó el disparo del astro argentino en la línea de gol, desviando la trayectoria y despistando al meta del conjunto blanquiazul. El Espanyol se estiró entonces en busca del empate, pero le faltó contundencia y precisión para si quiera tener alguna opción. Entonces volvió a aparecer Messi, a un minuto del final, para sentenciar a la contra tras una asistencia de Malcom.
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