Alrededor de 3.000 aficionados del Atlético de Madrid viajaron a Liverpool para el encuentro de vuelta de los octavos de final de la Champions League. Todo ello, mientras la crisis del coronavirus empezaba a ser una realidad y en España se jugaban los partidos de fútbol a puerta cerrada.

Ahora, el alcalde de Liverpool, Joe Anderson, ha reconocido que fue un error: "Argumentamos en ese momento que era muy extraño que a los fans de Madrid no se les permitiera entrar a su propio estadio, pero que sí pudieran viajar hasta Liverpool e ir a Anfield. Creo que el Gobierno no tomó medidas firmes lo suficientemente rápido y parecía reacio a hacer algo para preocupar a la gente o afectar la economía en ese momento".

Asimismo, Anderson ha asegurado que no fue "una idea inteligente" dejar que se jugase el partido y "permitir que la ciudad se llenara de aficionados españoles que se mezclaron con los ciudadanos de Liverpool. No fue culpa de los ellos, pero no debería haberse jugado ese partido".

Tras el viaje de los 3.000 aficionados rojiblancos, se produje un aumento de los casos de COVID-19 en la ciudad. John Ashton, exdirector de Salud Pública de Liverpool, también criticó hace días en el medio 'Liverpool Echo' este desplazamiento: "Tenemos a Madrid, donde juegan todos los partidos a puerta cerrada, y tienes 3.000 seguidores en la ciudad, yendo a Liverpool y bebiendo en los bares".

En todo Reino Unido los casos de coronavirus alcanzan los 6.500, mientras que los fallecidos ascienden a 335.