El gran traspaso del año se acaba de confirmar en la NBA. James Harden deja los Brooklyn Nets y se marcha a los Philadelphia Sixers a cambio de Ben Simmons, Seth Curry y dos rondas del draft.

La estrella deja así Nueva York, donde había completado el trío formado por Kevin Durant y Kyrie Irving. Pero las relaciones no eran buenas. Varios medios de Estados Unidos habían apuntado que Harden no estaba contento con el base, que sigue negándose a vacunarse contra el coronavirus. Los Nets acumulan nueve derrotas consecutivas.

Irving sigue sin poder disputar los partidos de casa porque en el estado de Nueva York no se permite acceder a los no vacunados a los recintos deportivos. Y estas ausencias no gustaban a un Harden que parecía harto de la situación. Ahora comienza una nueva etapa en Philadelphia.

De allí se marcha un Simmons que tampoco vivía su mejor momento. El pasado verano pidió salir de la franquicia, algo que fue rechazado desde el principio. El australiano se negó entonces a jugar y a entrenar, y no lo ha hecho desde entonces llegándose a marchar incluso de la ciudad.

Esa situación le estaba costando un dineral a Simmons. Unas multas de 400.000 euros por partido no jugado que ya habría ascendido a más de 20 millones de dólares. El base sí jugará, si nada se tuerce, en unos Nets que deberán adaptarse a su juego, muy diferente al de Harden.

¿Los Sixers, candidatos?

La franquicia de Philadelphia junta así a Harden y a Joel Embiid, dos de los jugadores más dominantes en el apartado ofensivo. Y en los Sixers sueñan: ¿podrá esta pareja llevarles a las finales de la NBA?

La mejor versión de Harden se vio en unos Houston Rockets en los que fue MVP de la temporada en 2018. En caso de recuperar ese nivel, estos Sixers podrían aspirar a todo. En pocos días se verá porque se espera que Harden pueda incluso debutar este próximo fin de semana.

En los Nets ha promediado 22,5 puntos, 8,0 rebotes y 10,2 asistencias en 44 partidos.