Si estás en el tendido sol, estás en la jungla. Pero ver una corrida al sol o a la sombra es como el día y la noche. A la sombra se va a lo de siempre, a ver los toros, con almohadilla y sabiendo quién torea.

Al sol, a nadie le interesa el toreo. Nadie se sienta, si acaso en la valla, de espaldas a la faena y movimiento libre, sorteando personas y montones de basura en el suelo.

En sombra se escucha hasta el crujir de las pipas, en sol, ni los pensamientos, sólo fiesta y música. Mientras la gastronomía y la bebida en sombra escasean, en sol un tenedor podría recorrer media plaza de plato en plato.