La mayoría de los mortales no somos como Jairo. Podemos celebrar el cumpleaños en una carpa a las afueras de un pueblo, pero ni soñamos con llenarla con 3.000 personas. Pues para él es la tercera vez.

Todo empezó hace dos años, planificando su cumpleaños para 40 amigos con su compadre Fran. Pero Jairo empezó a soñar a lo grande: "¿Y si traemos 3 DJ's, una charanga...?" Demasiado presupuesto para Fran, que se bajó del carro. Y Jairo se sintió libre parar extender su invitación a todo Instagram. Y caló. Vaya si caló: llegaron al mágico y pequeño Turégano, un pueblo de Segovia que no llega a los 1.000 habitantes, 3.000 jóvenes. Con sus coches. "No había dónde aparcarlos. La gente no cabía ni en los dos bares abiertos, así que la mitad se tuvo que dar la vuelta".

Al año siguiente Jairo repitió invitación. Pero esta vez amplió la oferta. Buscó un amplio recinto, alquiló un camión escenario, un 'foodtruck', otra vez la charanga, 5 DJ's para diez horas de fiesta, llegaron 550 coches... y la Guardia Civil denunció 100 positivos en alcoholemia en un control en la plaza del pueblo.

Este tercer año, su cumpleaños ya es un festival. Ultima los preparativos para la fiesta de este sábado por la noche junto a él y espera la llegada del camión de reparto cargado de refrescos. El amigo que le hace las camisetas y pañuelos de merchandising (los pañuelos los regala, a los 250 primeros, pero las camisetas las cobra a ocho euros). El conocido que le monta la barra de bar dentro de la carpa. Su amigo Rubén, con la mesa de mezclas y dos platos: "Sin esto no hay fiesta". Bien lo sabe Jairo, que es DJ. Y los carteles, que Jairo se encargará de colgar por todo el pueblo para indicar por dónde se llega a la fiesta.

También enseña los espacios que ha reservado. El bar de la piscina hará su función. Los vestuarios serán la zona de descanso y preparación de los artistas. Aunque aún lucen sucios desde el cierre de temporada de septiembre, Jairo cogerá la escoba.

Este año Jairo ha tenido que presentar un plan de seguridad, hablar con Protección Civil y conseguir los innumerables permisos. Ya es un festival profesional... que cobra entrada. Entre 11 y 14 euros, dependiendo con qué antelación se compre. Dice que lo que le sobre, lo invertirá en el 'Ocañas's Party' del año que viene. "Son precios baratos, para conseguir lo que pretendo: llevar la fiesta de los jóvenes a pueblos pequeños como este, que están necesitados de este tipo de ocio", defiende.

Por el pueblo, a la mayoría gusta la iniciativa. No son las fiestas que están acostumbrados a recibir, pero entienden la oportunidad turística que presenta.

Hablamos con Kuba, dueño del Bar Café Centro, en la plaza de Ocaña. Ese fue el lugar que eligió Jairo para la primera fiesta y no olvida la llegada masiva de personas: "No puedo decirte cuántas porque tengo el aforo limitado y me podría haber metido en un lío". También recuerda las grandes consumiciones que hicieron y espera lo mismo para este año: "Vendrán antes de la fiesta, durante, y seguro que también después. Para desayunar aquí y pasar la resaca".

Visitas bienvenidas para el pueblo. Aunque algún paisano recrimina a Jairo que los dos años anteriores no se ocupara de limpiar, y fueran los operarios públicos del Ayuntamiento quienes se tuvieron que ocupar de eliminar la suciedad de su fiesta privada. "Este año he aprendido y he contratado limpieza", contesta Jairo.

La fiesta es este sábado por la noche. El domingo, Turégano solo hablará de la resaca.