Tanto hemos cambiado que el cuadro se pagó en pesetas. 45 millones se embolsó Antonio López por retratar a la familia real. Un trabajo que él ha prometido terminar una y otra vez.

Pero el tiempo pasa. 17 años lleva esperando Patrimonio Nacional. Por eso hace unos días trasladaron el lienzo desde casa del pintor al Palacio de Oriente de Madrid. Para que no haya distracciones y pueda tenerlo listo a finales de este año.

Porque más que un cuadro, ya se ha convertido en una cápsula del tiempo, un espejo de la familia Real de 1996. El año en el que vimos el nacimiento del amor entre la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin en los Juegos Olímpicos de Atlanta.