Mafalda odia la sopa (y al depravado que la inventó), la televisión y las guerras. Amante de la democracia y fan de los Beatles, sólo espera que al 'Pájaro Loco' le den pronto un Óscar. Es crítica, inconformista y rebelde, y tras cumplir 55 años sigue teniendo razón.

El personaje más icónico del dibujante Joaquín Salvador, más conocido como Quino, surgió en 1963 para promocionar la marca de electrodomésticos Mansfield. Pese a que la campaña no llegó a ver la luz, Mafalda, su familia y sus amigos llegaron para quedarse.

Quino se inspiró en la película 'Dar la cara' (1962), de José Martínez Suárez, para poner nombre al personaje, ya que en la cinta hay un bebé llamado Mafalda.

Pero, ¿qué le movió para dar vida a la contestataria Mafalda? El propio dibujante lo explicó en una entrevista en el diario Clarín: "A uno de chico le enseñan una cantidad de 'cosas que no deben hacerse' porque 'están mal' y 'hacen daño'. Pero resulta que cuando uno abre los diarios se encuentra con que los adultos perpetran todas esas cosas prohibidas a través de masacres, guerras, etc. Ahí se produce el conflicto. ¿Por qué los grandes no hacen lo que enseñan?".

La primera tira publicada de Mafalda en 1964

Fue el 29 de septiembre de 1964 cuando la revista 'Primera Plana' publicó en Buenos Aires (Argentina) la primera tira regular del personaje. En esa primera tira Mafalda aparece junto a su padre, al que le pregunta si es un buen papá. El hombre, de 37 años y del que nunca sabremos su nombre, responde que cree que sí, pero que a lo mejor hay otro más bueno que él. "Me lo suponía", dice una Mafalda muy enojada.

Inflación, política, cambio climático, la jubilación, China, el feminismo... no había temática que escapara al análisis y reflexión de Mafalda, para desesperación de sus padres.

Mafalda le pregunta a su madre por el feminismo

Su éxito fue rotundo, tanto que enamoró a Umberto Eco, que escribió el prólogo de la edición italiana del recopilatorio de tiras, y al premio Nobel José Saramago, que la proclamó "su maestra de filosofía".

Traducida a una veintena de idiomas, guaraní, hebreo y armenio, entre ellos, Mafalda también tiene una cuidada versión en Braille y dio el salto al cine en 1982.

Pese a que las tiras de Mafalda llegaron a su fin el 25 de junio de 1973, su mensaje y sus historias siguen teniendo vigencia, e incluso su imagen se utilizó para campañas de Cruz Roja o UNICEF. Algo que llenaría de orgullo a la niña que quería ser intérprete de la ONU y proclamar la paz mundial.