Su primera película fue con 12 años bajo la dirección de Berlanga, y la última con 77 y Álex de la Iglesia dirigiendo. En medio, toda una vida dedicada a la actuación. Más de 60 años en los que tuvo que convivir con una etiqueta: la de secundaria de lujo.
Terele Pávez era la actriz de la voz ronca y única que devoraba la pantalla con solo dos líneas de guión. Era la actriz de la fuerza y el temperamento.
Trabajó con los más grandes, de Berlanga a Vicente Aranda o Bigas Luna. Reconocida por cineastas y público, también tocó fondo. La fotografiaron durmiendo en la calle y estuvo apartada años del mundo de la interpretación. "Si os doy lástima, yo recuperaré todo para que no os la dé", dijo la actriz. Lo recuperó y lo hizo en gran parte gracias a su gran amigo Álex de la Iglesia, quien explicaba que "es como trabajar con un huracán".
Se quedó prendado de ella y la rescató del olvido. Nominada cinco veces a los Goya como actriz de reparto, escuchó su nombre en 2014. Se llevó el galardón por su papel en las Brujas de Zugarramurdi y cuando abrazó el Goya y se acordó de él: "Álex, se que estás en Argentina pero es la tercera vez que vengo aquí por ti".
El director de cine ha reconocido que le cambió la vida conocerla: "Me ha enseñado a vivir y he aprendido muchísimo con ella, sobre todo a ser mejor persona".
El hijo de la actriz ha explicado que su estado de salud era delicado pero que su muerte les ha pillado por sorpresa: "Fue una cosa muy rápida, me la encontré medio caída del sofá". Por la capilla ardiente no han dejado de pasar compañeros profesión.