La polémica continúa. Más de un mes después de que Kim Kardashian recorriera la alfombra roja de la Met Gala luciendo el atuendo que Marilyn Monroe llevó 60 años antes para cantar su icónico 'Happy Birthday, Mr. President' a Kennedy, la controversia vuelve a reavivarse a raíz de los daños que habría sufrido el emblemático vestido.
Ahora, Scott Forner, que dice poseer la mayor colección privada de objetos y archivos de Marilyn Monroe, ha denunciado que, tras ponérselo Kardashian, el vestido ha sufrido un "daño significativo", que ha documentado con fotografías del antes y el después en las redes sociales, en las que se aprecian desgarros en el tejido y la desaparición de cristales, mientras otros penden de un hilo.
Ello, a pesar de que Ripley’s Believe It or Not!, el museo que actualmente posee el vestido -adquirido en 2016 por cerca de cinco millones de dólares-, aseguró tras la gala que su preservación era la principal prioridad, por lo que no se le realizaron modificaciones y la influencer solo lo llevó en la alfombra roja, para a continuación cambiarse a una réplica para el resto del evento.
Las imágenes de los presuntos desperfectos corresponden, según el coleccionista que los ha denunciado, precisamente a la exposición del vestido en uno de los museos Ripley's en Hollywood. Según el museo, Kardashian es la única persona además de Marilyn Monroe que lo ha llevado.
Un 'outfit' polémico desde el principio
La elección estilística de Kardashian fue motivo de encendidas críticas prácticamente desde el momento en que la 'celebrity' puso un pie en las escalones del Museo Metropolitano de Nueva York el pasado 2 de mayo, con ocasión de una de las citas más importantes del año para el mundo de la moda.
Y es que muchos no vieron con buenos ojos que la empresaria y estrella de realities utilizara una pieza del diseñador Bob Mackie con tanto valor histórico. Pero, además, la influencer reconoció haberse sometido a unadieta extrema para perder siete kilos y poder enfundarse el dichoso vestido, que aun así no logró cerrar. Un ejemplo nada recomendable para sus más de 300 millones de seguidores.
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