"Me han robado la vida y yo me la he dejado robar", lamenta Roberto Saviano, autor de Gomorra, tras el juicio que ha condenado, 16 años después, al capo de la mafia italiana (y a su abogado) por las amenazas de muerte que recibió, precisamente, durante un juicio.
Cómo él, son muchos los escritores que viven e intentan sobrevivir día a día con el fantasma de la punta de una pistola apuntando directamente a su cabeza. Amenazados, exiliados e incluso asesinados. Porque las palabras tienen el poder de exponer, denunciar y poner en jaque a organizaciones criminales, dictaduras y estados que no respetan los derechos fundamentales del ser humano.
Roberto Saviano y Gomorra
Corría el año 2006 cuando un jovencísimo Roberto Saviano sacaba a la luz los trapos más sucios de la mafia italiana con su obra Gomorra. Con nombres y apellidos, detalles y pruebas, Saviano destapaba el 'modus operandi' de La Camorra, desde el tráfico de drogas hasta la extorsión, pasando por la corrupción política y empresarial y haciendo hincapié en el blanqueamiento de dinero negro.
Desde entonces, su vida se convirtió en un infierno. El autor denunciaba que estaba muerto en vida y que las continuas amenazas hicieron que quienes le rodeaban se marcharan sin dejar rastro. También tuvo que abandonar su país durante un largo tiempo.
Salman Rushdie y Los versos satánicos
Otro caso mediático es el de Salman Rushdie, el escritor británico de origen indio que escribió, entre otras grandes novelas, Los versos satánicos en 1988, en la que combina la ficción con referencias a la vida del profeta Mahoma y la religión islámica. Tan solo un año más tarde, el ayatolá Ruhollah Jomeini, líder supremo de Irán, emitió una fatwa condenando a muerte a él y a cualquiera que publicara su libro.
Tras décadas de amenazas, en las que intentaron asesinar a editores y traductores e incluso llegaron a matar a uno de ellos, Rushdie fue apuñalado en 2022.
Taslima Nasrin y Lajja
La novela Lajjade Taslima Nasrin, médica y escritora feminista bengalí que se describe a sí misma como humanista secular, es solo un ejemplo de su amplia obra dedicada a denunciar la opresión patriarcal que padecen las mujeres en su país y atacar los tabúes de la sociedad, sobre todo los religiosos y los sexuales.
Lajja, que se traduce como Vergüenza, es una novela realista que aborda la violencia contra la minoría hindú en Bangladesh tras la demolición de la mezquita Babri Masjid en India. Fue prohibida en Bangladesh poco después de publicarse.
Hace más de tres décadas que Nasrin vive en el exilio, oculta de quienes han puesto precio a su cabeza.
Javier Valdez y Narcoperiodismo
Nacido en Culiacán, Sinaloa, cuna de uno de los carteles de la droga más peligrosos y conocidos del mundo, el trabajo de Javier Valdez se centró en denunciar el impacto del narcotráfico y la corrupción en México. El escritor y periodista fue asesinado a plena luz del día en Culiacán, cuando varios hombres armados le dispararon 12 veces.
En su libro 'Narcoperiodismo: La prensa en medio del crimen y la denuncia', Valdez analiza cómo el crimen organizado coacciona, amenaza, censura y manipula a los medios, desvela el peligro constante que enfrentan los periodistas en México y se sumerge en historias reales de reporteros que han sido asesinados, exiliados o silenciados. Miss Narco, Los morros del narco, Levantaos, muertitos o Huérfanos del narcoson otras de sus obras destacadas.
Liu Xiaobo y No tengo enemigos, no conozco el odio
Cuando se celebró la ceremonia de entrega del Premio Nobel de la Paz de 2010, el galardonado, el disidente chino Liu Xiaobo, estaba en prisión. Había sido condenado por "incitar a la subversión contra el Estado" por ser uno de los coautores de la 'Carta 08', un manifiesto que agobaga, entre otros derechos, por la libertad de expresión. Xiaobo murió en 2017 a consecuencia de un cáncer. Había sido liberado muy poco antes para su ingreso en el hospital, pero permanecía vigilado y no se le permitió tratamiento en el extranjero a pesar del reclamo internacional.
El libro No tengo enemigos, no conozco el odio reúne los ensayos y poemas de Xiaobo escritos a lo largo de dos décadas. En ellos, el autor reivindica la libertad de pensamiento, el derecho a disentir y la necesidad de preservar la dignidad del ser humano.
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