13 de julio de 1985. El abarrotado estadio de Wembley esperaba con expectación la llegada del siguiente grupo en la lista. Momentos antes había disfrutado de un intenso concierto de Dire Straits con Sting; pero en el aire de la ciudad londinense, que ya entraba en el atardecer, se sentía que lo mejor estaba por llegar.
Por el lateral del escenario aparecía un enérgico Freddie Mercury, acompañado de su fiel guitarrista Bryan May. El cantante, que lucía en su brazo un curioso brazalete de pinchos, se sentaba con celeridad ante el piano. No había tiempo que perder: solo tenían 20 minutos de show programados. Pero qué 20 minutos. Queen no necesitó más para realizar lo que, según la BBC, sería el mejor recital en directo de todos los tiempos. Hoy, gracias a esta actuación y a todas las que formaron parte del macroconcierto Live Aid, podemos celebrar el 13 de julio como el Día Mundial del Rock.
Live Aid se celebró con el fin de recaudar fondos para los países de África Occidental, concretamente para Somalia y Etiopía. Este ingente evento se realizó de forma simultánea en Londres y Filadelfia, aunque fue seguido en más de 70 países. 16 horas de conciertos en los que no faltó nadie: The Who, Led Zeppelin, U2, Mick Jagger… Los mejores del momento quisieron dejar su granito de arena. Aunque, para los fans del rock, este granito podría tener el tamaño de un camión.
Bob Geldof: el organizador que arruinó su vida por este concierto
Live Aid logró recaudar más de 100 millones de dólares en todo el mundo e incidió en los gobiernos occidentales para aumentar sus ayudas a África en otros 25 millones de dólares. No obstante, hay un nombre propio detrás de todo esto: Bob Geldof. Este cantante, que ya era conocido por ser el protagonista de la película The Wall, fue una pieza clave en la creación del Live Aid. Paradójicamente, la creación de este evento altruista, que se espera que intensifique la autorrealización de sus organizadores, supuso un mazazo personal para el cantante.
"Odiaba la gloria. Se volvió imposible", contaba Geldof en una entrevista a la agencia Associated Press el pasado viernes. Según el cantante, su fama a raíz de este concierto se disparó a una altura mayor de la que podía soportar: "Millones de personas me convirtieron en el hombre del momento, y no era por mi excelencia musical, como pasaba con los Beatles o Elvis".
Geldof ha recibido multitud de premios y agradecimientos por sacar adelante este concierto transcontinental. Según cuenta, su entorno más cercano comenzó a llamarle "San Bob", y toda esta fama se transformó en incomodidad: "Al principio me sentí desconcertado. En ese momento no tenía mucho dinero, y esto supuso un vuelco a mi vida privada". El cantante incluso señala que ese acto "probablemente" le costó su matrimonio y los más de 30 años que estuvo sin producir música: "No pude volver a mi trabajo. Soy cantante de pop, así es como literalmente gano dinero. Pero no podía, San Bob no podía hacer algo tan insignificante y sinsentido. Entonces, estaba perdido", confiesa.
36 años después de la creación de su banda en los 80, The Boomtown Rats, Geldof se ha reencontrado con la música. Acaba de lanzar un nuevo álbum: Citizens of Boomtown y, pese a todo, no se arrepiente de haber organizado este memorable concierto que ha dado lugar al Día Mundial del Rock: "Ayudó a que cambiáramos la música. Lanzamos una serie de canciones que se convirtieron en éxito. A través de Live Aid ayudamos al país y, con ello, a cambiar un poquito el mundo", concluye.
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