El actor ha hecho esta declaración durante la presentación de los Premios de la Crítica de Televisión en California. Daniel Radcliffe sólo tenía 11 años cuando empezó su andadura cinematográfica protagonizando la saga de Harry Potter, una edad muy temprana que hizo que el actor no asimilara bien la fama.

El ser conocido y que todo el mundo le reconociera por la calle hizo que Radcliffe cayera en el alcohol. Dice que cuando entraba en los bares todo el mundo le miraba, y la única manera "de olvidar" que le observaban era emborracharse. Eso sí, también confiesa que cuando lo hacía se daba cuenta de que "te observan más porque vas ebrio".

"No se imaginan cuanto puede abrumar la fama y estar tan expuesto", ha reconocido el actor. Radcliffe dice que sentía una presión enorme, no sólo por ser reconocido, sino por tener que estar feliz por tener dinero y un gran trabajo y no poder sentirse triste.

"No hay forma de salir de eso cuando empiezas tan joven. Es como cuando la gente habla de Justin Bieber. Yo les digo que 'su vida debe ser muy loca ahora'. Parece que por tener un gran trabajo y ser rico no tienes derecho a estar triste o incómodo", asegura el actor.

Amigos y su familia le ayudaron en este proceso, aunque la decisión de parar fue suya. Una mañana se despertó y se dijo "esto no es bueno". A pesar de esto, el actor nunca ha pensado en dejar su profesión y ha ido aceptando diversos papeles en películas pero nunca del renombre de Harry Potter.